Capítulo catorce

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TYLER

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TYLER

-Del uno al diez, siendo diez «muy preocupada» y siendo uno «no te preocupes ni un poquitín, está todo en orden», ¿qué tanto debo preocuparme porque hayas vuelto a dormir en la misma habitación que Emma?

Solté una leve carcajada al ver el rostro de mi amiga Genesis siendo adornado por un ligero ceño fruncido tras pronunciar esas palabras.

-Estaré bien.

-No me has dado una respuesta -señaló.

-Bien, un dos.

Escuché a Theo chasquear la lengua y dirigí mi mirada hacia el extremo izquierdo inferior de la pantalla donde mi rubio amigo aparecía. Estaba secándose el rostro con una toalla y el cabello se le veía húmedo a causa de la transpiración; acababa de finalizar su entrenamiento de básquet con el equipo de la universidad y no había tardado en llamarnos para vernos las caras.

-Creo que sobrevivirás, dude, pero eso no hace que nos preocupemos menos. Ella parecía linda e inofensiva hasta que nos mostraste un ojo morado -comentó y Genesis asintió de acuerdo-. ¿Cómo puedes estar seguro de que no te clavará unas tijeras en la oreja?

Volví a reír y escuché que Taylor estaba haciendo lo mismo. Él no aparecía en las imágenes ya que si bien estaba en la habitación de Genesis, no miraba a la cámara ya que estaba haciendo algo que había sonado como un informe cuando lo explicó. Era el más preocupado de los cuatro por cumplir con las obligaciones universitarias dado que tanto Genesis como Theo y yo preferíamos ocupar nuestras horas libres en mantenernos al tanto de la vida de los otros. No nos sorprendía que quisiera escribir cientos de palabras aburridas en lugar de sostener su teléfono móvil frente a su rostro, Taylor era el nerd del grupo.

-No lo hará -le aseguré.

Le di un sorbo a mi malteada de chocolate y luego dejé el vaso plástico nuevamente sobre el suelo. Estaba en el jardín de la residencia, sentado en el césped y con la espalda contra la pared. El sol comenzaba a caer y era el único lugar en donde podía respirar algo de aire fresco sin tener que caminar hasta el Central Park. Los otros estudiantes preferían pasar el tiempo en la sala común o en sus habitaciones por lo que ese pequeño espacio había quedado solo para mí.

Uno y medioWhere stories live. Discover now