El chico que juraba no creer en el amor, se ha enamorado y el resultado ha sido un terrible corazón roto.
El joven escritor Tyler Murphy ha caído perdidamente enamorado por su mejor amiga Genesis, pero su historia no ha tenido un "felices para siemp...
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EMMA
Sabía que escuchar conversaciones ajenas no estaba bien. Sabía que no me correspondía oír la conversación que Tyler mantenía con Genesis y que no tendría que tener la oreja pegada a la puerta intentando entender todas las palabras; sin embargo, ahí estaba chismoseando algo que no me afectaba.
Bueno, sí me afectaba.
Genesis acababa de proponerle a Tyler pasar las vacaciones de verano con ella nada más y nada menos que en la lluviosa Londres. Mi novio se había quedado en silencio mientras ella le explicaba los planes y lloraba presa del temor de conocer a sus abuelos.
Estaba muy mal lo que estaba haciendo, pero no podía dejar de escuchar.
¿Por qué Tyler no le decía que no? ¿Por qué tardaba tanto en comentarle nuestros planes para esas vacaciones?
El corazón me martillaba con fuerza en el pecho y la respiración se me volvía pesada mientras los segundos pasaban. Lo único audible era el llanto lastimero de su mejor amiga.
Podía comprender a Genesis, en verdad lo hacía. Había perdido a sus padres y a su abuela en un lapso muy corto, quedándose sin nadie a quién acudir. Se había quedado sola contra todo. No tendría a dónde dirigirse cuando se sintiera mal, no tenía nadie a quien confiarle sus secretos e intimidades más que a sus mejores amigos. Y la vida podía ser bastante perra por lo que tampoco era seguro que Tyler, Taylor y Theo permanecieran para siempre a su lado. Me sentía muy mal por ella; no obstante, no quería que Ty fuera a esas vacaciones. ¿Qué tan egoísta me hacía eso?
—G, vaya, no esperaba esto —dijo Tyler luego de lo que pareció una eternidad.
—Lo sé y lo lamento. No debería haber dicho nada, seguro tienes planes con Emma. Está todo en orden, Ty. Puedo viajar sola o ir cuando Taylor se desocupe.
Me hizo sentir aún peor que Genesis fuera tan buena. Allí estaba sufriendo sin cesar y se daba el tiempo de pedir disculpas por proponer una idea maravillosa porque, aunque me doliera admitirlo, ese era un plan estupendo. Tyler podría pasar el verano con sus mejores amigos en un país que no conocía y haciendo lo que le gustaba con el respaldo de una universidad de prestigio. Al lado, nuestros planes parecían cosa de niños.
