Uno y medio

Capítulo cuarenta y nueve

EMMA

Ver a tu novio y a su mejor amiga semidesnudos en una misma habitación no puede considerarse normal.

Lo supe en el momento en que salí por la puerta del baño envuelta en una bata de toalla y encontré a Tyler abrochándose un par de pantalones y a Genesis subiendo la cremallera de su vestido color perla. Me quedé de piedra por unos segundos, procesando la situación e intentando entender qué estaba sucediendo. Era extraño, por no mencionar incómodo.

—¿Puedo usar el baño? —preguntó Genesis con una sonrisa.

—Claro.

Me hice a un lado y ella se apresuró a ingresar a la habitación, cerrando a sus espaldas. Tyler me sonrió y buscó su camisa sin muchas preocupaciones.

—¿Estás bien, Em?

Sus palabras me sacaron de la confusión y asentí con la cabeza. Me puse en movimiento con rapidez, busqué mi propio vestido que había sido un regalo de Mila y, asegurándome que su mejor amiga seguía en el baño, me desprendí de la bata para vestirme.

—¿Te ha incomodado la presencia de G?

—No, claro que no.

Deslicé el vestido sobre mi cuerpo y acomodé el fino cinturón en su lugar. La tela era fría, liviana y un poco brillante, la misma me produjo un leve escalofrío al rozar contra mi piel caliente por el agua.

Escuché sus pasos acercándose a mí y, antes de poder reaccionar, me giró sobre mi propio eje para posar un beso corto sobre mis labios mientras me abrazaba por la cintura. Me sonrió al separarse y acomodó un mechón de cabello tras mi oreja.

—A veces olvido que para muchas personas no es normal vestirse frente a sus amigos, lo lamento.

—Oye, está todo bien. —Sonreí para tranquilizarlo porque en verdad estaba todo en orden—. Me sorprendió, pero lo comprendo, vivieron juntos por seis meses. Yo creo que te vi en ropa interior al segundo día.

Rió por lo bajo y volvió a besar mis labios, deteniéndose por unos segundos más que la vez anterior.

—Te ves preciosa.