Capítulo diecinueve

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EMMA

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La doctora Kingstone había estado anotando sin parar palabras en su tableta electrónica mientras hablábamos, haciendo anotaciones que no me dejaba ojear y preparando un diagnóstico que estaba segura era correcto. Después de todo ella era la que había estudiado por años, no yo.

—Entonces has estado saliendo con este muchacho, Ezra, a pesar de que tu compañero de habitación te pidió que no lo hicieras —dijo, recapitulando nuestra conversación de los últimos diez minutos—. ¿Por qué crees que lo ha hecho?

—Porque es un idiota —sentencié sin más con los brazos cruzados contra el pecho y una expresión de molestia en el rostro.

Había llegado a la sesión con un malhumor que podía tantearse a lo lejos, el ceño fruncido a más no poder y un montón de palabrotas en la punta de la lengua para dedicarle a Tyler Murphy. Mi rostro incluso estaba acalorado producto de la discusión que había tenido con mi compañero antes de salir rumbo al hospital y la gente se escapaba de mí en la calle, abriendo un pasillo para que la loca pudiera pasar. Yo era la loca, ya no estaba asustada de admitirlo.

—Emma, sabes que aprecio las palabrotas, pero deberás ser más específica en este punto.

Gruñí, aunque de todas maneras abandoné mi postura rígida y apoyé mis manos en la mesa. Finalmente había superado la etapa de negarme a mirarla a los ojos y juguetear con la soga, y se debía principalmente al enojo. La doctora se había asombrado al verme llegar y comenzar a parlotear sin cesar mientras caminaba de lado a lado por la habitación.

—Tyler se ha creído con el derecho de decirme con quién puedo o no salir. ¿No es increíble? Ni siquiera me conoce, que compartamos la cena de vez en cuando o que ignore el hecho que me utiliza el acondicionador para el cabello no significa que seamos amigos.

—¿Por qué no?

—Porque la amistad supone mucho más. Supone complicidad, cariño, entendimiento, risas y confianza. No experimento nada de eso cuando lo miro.

—¿Y qué experimentas?

Me quedé en silencio un segundo porque debía pensar mis palabras. Ser honesta y hablar de más no eran sinónimos.

Uno y medioWhere stories live. Discover now