Capítulo 39.

2.3K 120 14
                                    

LAYLA.

Todo un día encerrada, sin comida y agua. Estoy acompañada de Lucy.

Lucy está un poco mejor, aunque tenía mucha cólera no quería que esto haya sucedido de esta manera.

—Tengo sed. —Menciona Lucy. Le miro preocupada.

—Saldremos de esta—Agrego.

Me levanto y me dirijo cerca a la reja apenas visible. Están dos hombres.

—Por favor denme un poco de agua.

—Eso lo hubieses pensado bien antes de escapar. —Me responde con una sonrisa maliciosa.

—Por favor. —Aunque sé que no tendría por qué pedirles de esa forma, quiero que Lucy se hidrate.

—No, nuestro jefe fue claro, acepta casarte con él.

—Nunca. —Les menciono. El mismo tema, casarme con Maycol es para estar loca después de todo lo malo quiere que haga como si no hubiese pasado nada.

— Que insolente eres.

Está por cerrar esa pequeña ventana.

—Espera, por favor dame agua.

—Quiere agua. —Responde y hace una burla mirando al otro hombre.

Uno de los guardias se retira y queda solamente él.

—Solo si me das un beso, no entiendo por qué nuestro amo es paciente contigo. Eres muy hermosa que dice si la pasamos bien juntos.

Su propuesta me dio asco, sus hombres son repulsivos al igual que su amo.

—Que te jodan— Ahora olvidé todos mis protocolos de señorita, el hecho de que me traten de esa forma no lo permito. —Jamás estaría con un tipo asqueroso como tú.

—¡¿Que dijiste?!

En ese momento viene el otro tipo.

—El jefe quiere verla. —Menciona al hombre y me miran.

Abren la puerta.

Me agarran de ambos brazos.

—Suéltenme, no me toquen, puedo caminar—Espeto enojada.

Al final me sueltan.

—Regresaré —Le menciono a Lucy. Ella me da una mirada preocupada.

Me dirijo a una de sus oficinas. Pero escucho murmuros de sus hombres de Maycol, sobre todo ese tipo que no deja de molestarme. Trato de ignorar sus comentarios.

—Entra —me dice uno de los hombres, me da una mirada como si le gustara que me maltrate su jefe.

Me niego a entrar y me empujan a que entre.

—Ahí está amo.

—Bien, retírense.

Ellos se retiran.

—Vaya mi gatita fiera, parece que no estás alegre de poder verme.

Le doy una mirada molesta. Está tomando trago. Y me observa desde su asiento. Sigue bebiendo.

Me quedo parada, observando y analizando sus movimientos, luego de unos segundos de silencio.

—Porque te niegas a quererme, no quiero tratarte de esta forma, pero no me dejas opción. —Gira su rostro a observarme—Mírate te gusta estar de esta forma.

—Solo para esto me llamaste para burlarte de mi persona.

—No sólo eso, te casarás conmigo.

LANDON , LA MANZANA PROHIBIDA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora