Capítulo 10

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— ¡Levántate, ahora!

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— ¡Levántate, ahora!.

— Pero... Reich.

Urss la toma del brazo.— No importa. Déjalo.

Argentina frunce su ceño y se suelta violentamente del agarre.— Si piensas que voy a dejarlo ahí, estás equivocado. Huye tú, yo me ocultaré con él.

La fémina se acerca y toma los brazos del nazi para rodearlos en su cuello y tratar de levantarlo. Urss desvía la mirada, indeciso. Quería huir de ahí, no le importaba ni la mujer, ni el mugroso socialista.

—Mierda.

Se voltea y toma el otro brazo del alemán, dejando a la latina sorprendida, pero sonríe al ver como le ayudó a subir las escaleras con el cuerpo de Reich. Vuelven a la habitación del eslavo, dejan al alemán sobre la cama y Urss toma su teléfono para marcar a KKK.

— Contesta... Responde carajo... Klu, tenemos un problema... Él llegó antes de lo que pronosticamos. Necesito que cuando escuches esto envíes las patrullas, estamos en desventaja, son mas de 2.

Cuelga la llamada mientras Argentina trata de saturar la herida de bala en el estómago del nazi, se estaba desesperando, Urss se asegura de sellar la puerta y arrojar el mueble sobre ella. El soviético toma su kit de primeros auxilios, y procede a curar a su contrario con la ayuda de la argenta, la mujer mira los ojos del eslavo, con extrema seriedad.

— Escucha, tenemos que detener la hemorragia. Necesito tu ayuda.

El eslavo se acerca.— ¿Qué debo hacer?.

— Sostén la paño y haz presión sobre la herida. Urss, no lo sueltes.

Argentina le cede el paño al eslavo para comenzar a quitar el cinturón de su pantalón.— Vamos a envolverle esto en su pierna, también tiene una bala.— La mujer ajusta con delicadeza el cinturón un poco sobre la herida para cortar la circulación.

Toma el kit y se moja las manos con alcohol. Toma el encendedor de su bolsillo, y divisa un pedazo de metal que se quebró del mueble que sostiene la puerta, con su mayor fuerza lo logra sacar, baña el metal en alcohol, y comienza a calentarlo con lentitud.

— ¿Cuánto te tardarás?.

— Necesitamos saturar la herida de alguna manera antes de que tenga una hemorragia interna y no podamos detener el sangrado. Necesito cicatrizar la herida.

Los disparos comenzaban a escucharse más cerca, dejando nervios en los jóvenes. Luego de unos minutos la barra de metal tomó un color rojo fuego, y se acerca al eslavo.

— A mi cuenta, quitaras el paño, y procederás a sostener la herida. Ten, ponte alcohol. Uno... Dos... Ya.

Urss saca sus manos del paño y procede a echarse alcohol mientra la latina procede a acomodar el punto a curar. Urss toma la herida y Argentina sin ninguna duda, apoya la barra hirviendo sobre la herida, haciendo un ruido de cicatrización, mientras se veía el pecho del nazi subir y bajar con rapidez. Unos dos segundos después, procedió a quitarla, y efectivamente la herida había cicatrizado, logrando detener el sangrado.

Entre tus labios [ UrssArg/NazArg Countryhumans ] Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum