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Completamente desorientada, Argentina abre lentamente sus ojos acompañada de un largo y silencioso bostezo. La noche anterior le cae como un recuerdo pesado a su memoria. Aunque es vago y retorcido, claramente ella está gritando "Ah, Urss", el eslavo se aprovecho de ella, tampoco se sintió mal, pero su dignidad estaba destruida y arrogada a la basura.
¿Pero qué mierda?...
Se frota los ojos sentándose sobre la camilla y con las manos se quita el cabello de la cara mandandolo detrás de sus hombros. La habitación se mantenía oscura y un bulto enorme yacía a su lado abrazando su cintura. Se sonroja en todos los tonos posibles al sentir el miembro viril apoyado en su pierna, totalmente erecto.
— Mierda, mierda, mierda, mierda.— Repetía susurrante tratando de alejarse pero no despertarlo.
— Sólo es mi ereccion mañanera.
Salta asustada al sentir la voz ronca y gruesa de Urss. Voltea su cabeza para ver los ojos verdes que la miraban detenidamente, y esa sonrisa tan coqueta que lo caracterizaba.
— Si, yo... Solo yo...
Urss ríe poniéndose de pie para tomar el bóxer del suelo y ponérselo,— No te pongas nerviosa, linda.— para sus movimientos y se gira.— ¿O acaso eras virgen?.
Argentina frunce su ceño.— No era virgen, idiota.
— Oh... Eso es bueno, supongo...- Continúa vistiendose.
— ¿Te follas vírgenes?.
Urss sonríe atandose los cordones.— No, no me gustan las vírgenes, sino son pésimas moviéndose.
Argentina se pone el sostén y la braga, para después ver su pantalón tirado en una esquina.
— Ey, ¿me alcanzas el pantalón?.
Urss se fija donde esta tirado.- Hmm, no.
— No es juego, ¿puedes, por favor?.
— No.
Argentina bufa frustrada y se intenta poner de pie ignorando el hecho de que le dolió hasta las pestañas. Se agacha intentando agarrar el pantalón para voltearse y ver como Urss se mordía el labio mientras le miraba el trasero.
— Pervertido...
— Tu también lo hacías, ¿ya lo olvidaste? Con la diferencia de que yo acabo de disfrutarlo de otra manera...
Argentina se sonroja y procede a ver la hora.— ¡Mierda!... Triple K llega hoy...
Se viste apresurada hasta atarse los cordones de sus zapatillas, se acerca a la puerta y olvida que está cerrada con llave. Gira su cuerpo completo para ver a Urss abotonandose la camisa y mirándola divertido.
— Urss, por favor... Abre.
El eslavo se acerca a la latina para acorralarla contra la puerta, pensó que la iba a besar, pero contrario a eso, sólo la abrió para darse vuelta y ponerse el ushanka. Argentina abre la puerta y sale a paso apresurado de para alejarse lo más posible de él.