El accidente de Kagome

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Era inicio de semana, el reloj de la casa de los Higurashi marcaba las siete con cuarenta minutos, todo era muy tranquilo sólo se podía escuchar a Naomi lavando los platos del desayuno de su hija, quien ya se había marchado al trabajo. Kagome quería tomarse unos cuantos días de vacaciones, porque quería pasar tiempo InuYasha en la época feudal.

-¡¡¡NO PUEDE SER, LLEGARÉ TARDE!!!- gritó Mizuki quien recién había despertado y visto la hora en su reloj.

Inmediatamente saltó de su cama y no sé cómo, pero se vistió en tres minutos y bajó las escaleras lo más rápido que pudo, se dirigió a la cocina, abrió salvajemente la nevera, tomó un jugo de manzana y se dirigió a la puerta para salir.

-¿A dónde crees que vas Mizuki?- dijo Naomi tranquilamente.

-A la escuela es muy tarde, si llego tarde una vez más no me dejaran entrar al salón- abriendo la puerta.

-Tranquila cariño como siempre te quedas dormida adelante el reloj un poco más de veinte minutos para que no llegaras tarde a la escuela, en realidad no son las siete con cuarenta y cinco minutos, sino las siete con  quince minutos- sonreía y hablaba cálidamente como siempre.

-Así que esa hora es…- caminando hacia la escalera- me voy a dormir.

-¡Nada de eso Mizuki! Los días que llegas tarde a la escuela ni desayunas, ahora lo harás- imponiéndose ante su nieta.

-Está bien Nana- caminando a la cocina.

Se sentó e inmediatamente Naomi comenzó a servirle su desayuno que consistía de una taza de leche caliente unas tostadas con mermelada y una fruta. Comió todo lo que le habían servido y agradecía que su abuela adelantara los relojes veinte minutos para que ella pudiera comer estos desayunos que hace mucho no consumía.

-Mi niña, a lo que vuelvas a la escuela ¿iras a la época antigua?- dijo Naomi sacando de trance a su nieta.

-Sí, ¿Cómo supiste?- dijo algo extrañada.

-Pues porque ayer cuando volviste, llegaste muy contenta y con una sonrisa de oreja a oreja- ante eso la chica sintió un escalofrió recorriéndola completamente- ¿Qué hiciste niña traviesa?- mirando a su nieta pícaramente.

-¿Yo?..., bueno yo…- los nervios comenzaban a surtir efecto en ella, haciendo que tartamudeara.

-Apuesto que ya lo besaste- dijo de improviso su abuela.

Ante eso empezó a ahogarse con la leche y tosía de manera muy fuerte.

<< ¿Por qué tenía que preguntarme exacta y puntualmente eso?>>. Pensó la chica recuperando el aire.

-Por tu reacción veo que si… ¿y qué tal besa?- su interés por la vida amorosa de su nieta era muy evidente, mucho más que cuando InuYasha decía que no estaba celoso de Kagome.

-¡Nana! Cómo se le ocurre preguntarme tal cosa- estaba muy sonrojada, sus mejillas ardían y su corazón se había acelerado.

-Sólo era curiosidad- se excusó.

-Bueno creo que debo irme Nana, antes de que se me haga más tarde- se levantó y fue directo al baño a cepillarse los dientes, terminó y salió- ¡adiós Nana!.

-Esa niña es un caso perdido- suspiró- por lo menos sé que si se besaron y que el besa bien, pero si no me equivoco ese chico llamado Tackey…

-¿Qué pasa con Tackey?- dijo un hombre de largo cabello plateado y ojos dorados.

-InuYasha, hola- dijo como si nada pasara.

Ahí estaba el padre de la chica enamorada del hijo de su eterno enemigo, ¿Cómo ira a reaccionar ante esto? Ni idea, aunque esto sinceramente parece una telenovela o una versión, diferente en realidad, a Romeo y Julieta.

Mizuki, la hija de InuYashaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora