El plan de Zifrina

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-¡No la soporto!- gritó una yokai de largo cabello  azul que parecía más una cascada que cabello- esa maldita hanyou me las pagará, cada vez se hace mucho más fuerte, ¡no podría soportar si ella se vuelve mucho más poderosa que yo!- empezó a destruir todo lo que estaba a su paso, mientras buscaba a su madre

-¡Zifrina!- gritó Lina al escuchar los destrozos de su hija- ¿y a ti qué rayos te pasa?- viendo algo furiosa a su hija cuando llegó, pues a Lina no le gustaba para nada el ruido

-Me pasa que la estúpida de esa hanyou llamada Mizuki, destruyó al yokai que envíe para asesinarla fácilmente- golpeó el suelo haciendo que la tierra se partiera, estaba realmente furiosa

-Sabías que no sería fácil, esa chica aparte de correr sangre de yokai por sus venas, también corre sangre de sacerdotisa, por eso es más fuerte- respiró hondo y prosiguió- no sé para qué insistes en atacarla siendo que la única manera de derrotarla es atacando y asesinando a sus seres queridos para volverla débil

-Eso hice, envié a Alexander para que atacara a Kagome y hacer lo que me decías, pero no sirvió de nada…, al contrario hizo que su sangre de yokai despertara siendo aún más fuerte- se cruzó de brazos

-Creo que tengo una idea…, recuerdas esa vez que los atacaste, o sea me refiero a la hanyou y a ese chico lobo ¿de la otra vez?- la chica asintió- bueno creo que entre ellos hay algo que podríamos usar en su contra ¿no crees?

-Tienes razón madre, si hay algo entre ellos lo averiguaré y lo usaré en su contra- sonreía llena de maldad

En otra parte, una aldea específicamente, se encontraba un hanyou sentado en la copa de un árbol algo confundido, pues había descubierto hace poco que su amada era hanyou al igual que él, por una parte se encontraba muy feliz pues ella viviría lo mismo que él y podrían amarse por siglos, pero lo que a él lo ponía mal era que ella, con los cambios que había sufrido, no volviera a ser la misma de la que él se enamoró.

-Papá ¿quieres bajar del maldito árbol?- gritó una hanyou que al ver a su padre tan lejos de su madre la consternó

-¿Por qué gritas tanto mujer?- le reprochó desde la cima

-Pues no lo sé… será porque ¡ESTAS AQUÍ Y NO CON MI MADRE!- volvió a gritarle

-Detesto cuando gritan así- se quejó y bajó- ya, ¿Qué quieres Mizuki?

-Sólo me preguntaba que rayos hacías aquí, ¿no ves que mi madre está muy deprimida por tu actuación de hace un momento?- lo miró llena de nostalgia

-No sé de qué rayos hablas Mizuki- tratando de negar de lo que era más que evidente

-InuYasha- cuando lo llamó por su nombre notó que era serio- de lo que hablo es que por la actitud que tuviste hace un rato, no fue la mejor que digamos, sino la peor que he visto en esta extraña vida que he tenido, ni el estúpido de Shinto había actuado tan mal, cuando… - apretó sus puños mientras imágenes venían a su mente- cuando hizo esa estupidez

-Ya Mizuki no te pongas así, tienes que olvidar- la tomó por los hombros- él ya no puede lastimarte y jamás lo volverá a hacer

-Tienes razón…- hubo un pequeño silencio- ahora dime la verdad de tu actitud, prometo apoyarte completamente

-Está bien…, yo nunca había mostrado estas expresiones- sonrió nervioso- tengo miedo

-¿Miedo?- dijo la chica incrédula

-Sí, pues en realidad me alegró mucho que ella se volviera hanyou, porque así tendría a Kagome para siempre y no tendría que verla morir, pero temo que esta eternidad o incluso antes, ella se vaya con alguien más- miraba el suelo

Mizuki, la hija de InuYashaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora