El callejón Diagon

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Theo miró como su hermana regaba con delicadeza aquella dichosa planta. Ella le había dicho que había sido un obsequio de Longbottom pero no le había dado más detalles de lo que había sucedido durante esa velada. Pero no era tonto. Podía ver con claridad que algo la había afectado. Esa noche se había quedado esperándola hasta tarde. Se había sentado en el sofá frente a la chimenea y mirado el fuego por al menos tres horas hasta que finalmente apareció llevando una pulsera de compromiso, aquella planta y una mirada llena de tristeza. Le había preguntado una y otra vez si aquel tarado la había maltratado de alguna forma pero no ella nunca le había respondido directamente, simplemente negaba con la cabeza y evadía el tema.

Su padre también le había preguntado por lo sucedido, más interesado en si su plan estaba funcionando que en si Lessi había sido herida o maltratada de algún modo. Tampoco se había enterado de lo que habían charlado porque él la había llevado a su estudio y se habían encerrado a hablar por unos eternos quince minutos. Lessi había salido de allí algo pálida pero también se había negado a darle detalles.

¡¿Por qué demonios estaba tan empecinada en no contarle?! Después de todo, indirectamente, él también estaba involucrado en el asunto. Era parte de su culpa que ella estuviera metida en ese asunto ya que su padre había amenazado con obligarlo a tomar la marca si Lessi no aceptaba. Sin embargo, las cosas no iban a quedar así. Él necesitaba respuestas y no pensaba quedarse sin ellas. Así que se quedó observándola atentamente hasta que se apartó de la planta. Moviéndose con agilidad, antes de que ella pudiera hacer algo al respecto, tomó la maseta y la contempló con curiosidad mientras sacaba su varita mágica.

Lessi lo miró con la boca ligeramente abierta antes de estrechar sus ojos, sabiendo que su hermano estaba planeando algo.

— ¿Qué haces?—le preguntó entre dientes.

—Sólo quiero ver qué tiene de especial esta cosa—dijo sin dejar de mover las hojas con la punta de su varita, simulando buscar algo— ¿Estás segura que Longbottom no la hechizó?

— ¿Crees que sería realmente tan inteligente?—se burló ella aunque Theo pudo notar que sus palabras no tenían el mismo tono hiriente de antes.

— ¿Quién eres y qué has hecho con mi hermana?—ahora la varita la apuntaba a ella.

Lessi rodó los ojos.

—Déjate de tonterías, Theo—le rogó mientras avanzaba directamente hacia él, sin temer que él la hechizara de algún modo y le arrebató la planta de Saturno—. Y no te atrevas a tocar mi planta.

— ¡¿Ves?!—Exclamó él con disgusto—Esa no eres tú. ¿Por qué te importa tanto esa cosa?

—No lo entenderías—dijo ella con seriedad mientras dejaba la maseta encima de un escritorio pero no se movía de ese lugar por temor que su hermano intentara robarla de nuevo.

—Pruébame.

—No quiero hacerlo.

—Lessi, por favor...Estoy preocupado por ti. No me has dicho nada más de lo que sucedió esa noche aparte de que todo fue de acuerdo a tu plan. ¿Qué plan era ese? ¿Por qué no me lo contaste?

—Porque no era realmente bueno, sino más bien una lista de formas de manipular a Longbottom para que crea que acepto este matrimonio pero sin hacerle creer nunca que tengo sentimientos encontrados por él, lo cual sería demasiado increíble como para que alguien como él se lo crea.

— ¿No acabas de insinuar que no es tan inteligente?—preguntó con molestia.

—Para maldecir la condenada planta, no lo es. Él nunca haría una cosa así.

Flores del malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora