Inicio de clases

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Las clases comenzaron con el usual alboroto de todos los años. Lessi se colocó su uniforme y, mientras se miraba al espejo del baño, se acomodó el cabello a su gusto. Ella no era una presumida como Pansy que sólo quería capturar la atención de todos los chicos pero iba a admitir que le gustaba verse bonita. Además, ahora que estaba comprometida, no podía cometer el error de mostrarse desalineada en público. Era sabido que a las jóvenes que se involucraban en un contrato matrimonial se les exigía el doble en cuanto al aspecto y el comportamiento.

Salió del cuarto que compartía con las demás chicas y fue hacia la sala común. Por los grandes ventanales que había se podía ver la inmensa profundidad del Lago Negro donde, justo en ese instante, un cardumen cruzaba velozmente.

— ¿A dónde vas tan temprano?

Lessi casi saltó cuando la voz de su hermano la sorprendió.

—A ver al profesor Snape—le contestó—. Estamos en sexto año ahora, no podemos perder el tiempo. Este año la distribución de los horarios es mucho más complicada que los anteriores porque el profesor debe confirmar que hemos obtenido las notas necesarias en los TIMOS para continuar con los ÉXTASIS elegidos.

Su hermano puso los ojos en blanco.

—Al menos déjalo desayunar, ¿sí? Y, hablando de eso, ¿por qué no hacemos lo mismo?

Lessi estuvo a punto de decirle que había planeado buscar a Neville pero pensó que eso podía esperar un momento. Acompañó a su hermano, charló con sus amigos y tan sólo después del desayuno fue a ver a Snape. Como esperaba, consiguió autorización para cursar todo lo que había planeado. Lo que no había esperado fue que el hombre la mirase tan fijamente mientras firmaba, como si quisiera decirle algo pero no pudiese hacerlo porque otros alumnos de Slytherin habían llegado. Se despidió rápidamente y no volteó cuando sintió sus ojos siguiéndola.

Su primera clase, Runas Antiguas, comenzaba en pocos minutos por lo que se apresuró a caminar en dirección al aula. Sin embargo, de camino allí, vio a su prometido hablando con la profesora McGonagall. El chico tenía una expresión abatida que podía notarse a leguas de distancia. Caminó lentamente para cruzar a su lado y así poder oír lo que decían.

—... Lo siento, Longbottom, pero un Aceptable no es suficiente para pasar al nivel de Éxtasis. No creo que pudieras seguir el ritmo de trabajo. Pero, ¿Por qué te interesa tanto seguir con Transformaciones? Siempre me ha parecido que esa asignatura no te gustó mucho.

—Mi abuela quiere...—murmuró el chico con vergüenza.

— ¡Bah, bah! —exclamó McGonagall—. Ya va siendo hora de que tu abuela aprenda a estar orgullosa del nieto que tiene y no del que cree que merecería tener. Sobre todo, después de lo ocurrido en el ministerio—Neville se sonrojó—. Lo siento, Longbottom, pero no puedo aceptarte en mi clase de ÉXTASIS. Sin embargo, veo que has obtenido un supera las expectativas en Encantamientos. ¿Por qué no haces ese ÉXTASIS?

—Mi abuela dice que es una asignatura demasiado fácil—volvió a murmurar.

—Haz Encantamientos— decidió ella— y ya le escribiré yo unas líneas a Augusta...

Oh, no. Esas palabras no podían ser buenas. Alessia sospechaba que cualquier cosa que pudiera decir la profesora sobre el nieto de Augusta Longbottom sólo servirían para perjudicar o avergonzar aún más al muchacho.

—Profesora...—Alessia puso su mejor sonrisa de niña buena y estudiosa ante los ojos taladrantes de la mujer que la contemplaban con sorpresa.

— ¿Sí, señorita Nott?

—Me preguntaba si podría no decirle nada a la abuela de Neville—esas palabras sorprendieron enormemente a la mujer—. Estoy segura que usted la conoce mejor que yo y puede intuir cómo va reaccionar. Además, cuando la vea, prefiero hablar yo personalmente con ella.

Flores del malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora