El fin de una amistad

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Neville y Alessia intercambiaron una mirada asustada al oír aquel grito antes de apresurarse aún más, forzando a sus cuerpos a andar con prisa a pesar del viento y el aguanieve que caía, siguiendo el sonido de los gritos que continuaban retumbando. Casi llegaban al castillo; doblaron en un recodo del camino y fue allí donde se encontraron con la terrorífica escena en la que Hermione, Ron y una joven que Alessia no conocía, sostenían a otra que no dejaba de retorcerse y gruñir.

Neville corrió hacia allí, tomándola de la mano para llevarla con él, hasta allí.

— ¡Apártense!—ambos alzaron la vista justo a tiempo para ver a Harry aparecer junto a Hagrid— ¡Déjenme verla!

Todos se separaron. El semi gigante llegó hasta ella, la tomó en sus brazos y corrió con la chica hacia el castillo a toda prisa, sin mirar atrás. Los gritos dejaron de sonar después de un tiempo, oyéndose sólo el bramido del viento.

— ¿Qué sucedió?—preguntó Lessi con asombro.

— ¡Se elevó en el cielo y gritó!—exclamó la chica casi sollozando.

—Te llamas Leanne ¿verdad?—preguntó Hermione con suavidad a la joven, la cual asintió— ¿Ha pasado de repente o...?

—Fue cuando abrió el paquete.

Todos observaron el empapado envoltorio de papel marrón que señalaba la joven. Se había abierto un poco y todos distinguieron un destello verdoso en el interior. Ron se inclinó para tomarlo pero Harry lo detuvo antes de que pudiera hacerlo.

— ¡Ni se te ocurra tocarlo! Lo he visto antes—Alessia lo contempló con sorpresa—. Fue expuesto en Borgin y Burkes hace mucho tiempo y la etiqueta decía que estaba maldito. Katie debe de haberlo tocado—el muchacho de lentes observó a la joven— ¿Cómo llegó a sus manos?

—Por eso discutíamos. Volvió del baño de Las Tres Escobas trayendo el paquete y dijo que era una sorpresa para alguien de Hogwarts y que tenía que entregárselo. Cuando lo dijo estaba muy rara... ¡Oh, no! ¡Ahora lo entiendo! ¡Le han echado una maldición imperius, y no me di cuenta!

Leanne comenzó a llorar nuevamente, más desesperada aún tras aquella revelación que había hecho ella misma. Sin embargo, Lessi apenas podía oírla porque no dejaba de recordar que había visto a Draco salir de los baños segundos antes de que ella y Neville se marchasen de las Tres Escobas... y el paquete con el que lo había visto pero que él se había negado a decirle de lo que se trataba... ¿Podría ser...? No, no quería creerlo. Pero, ¿no sería sino demasiadas coincidencias?

— ¿Quién se lo dio?—preguntó sin poder contenerse.

La muchacha, que estaba siendo abrazada por Hermione, alzó su rostro bañado en lágrimas para observarla.

—No lo sé—Lessi no sabía si sentir alivio o comenzar a desesperarse aún más—. Le dije que no podía llevar eso al colegio, que era una estupidez... pero no me oyó. Intenté quitárselo y... y...—comenzó a sollozar nuevamente.

Hermione la abrazó aún más y lanzó una mirada a todos.

—Será mejor que volvamos al castillo.

Harry se quitó la bufanda y con sumo cuidado tomó el paquete, procurando que ninguna parte de su piel tocara aquel objeto maldito. Terminaron de recorrer el camino que bastaba hacia el castillo y cuando llegaron vieron a McGonagall correr hacia ellos.

—Hagrid me ha dicho que ustedes han visto lo que ocurrió. Necesito que suban enseguida a mi despacho.

—Nosotros sólo llegamos cuando escuchamos un grito—dijo Lessi con prontitud, queriendo deshacerse lo más pronto posible de la mujer para poder ir a hablar con Draco y su hermano—. No vimos nada más, ¿Debemos también ir con usted?

Flores del malWhere stories live. Discover now