La fiesta de Navidad

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El clima de aquella noche de fiesta cambió al día siguiente. Neville se mostró increíblemente avergonzado por su comportamiento y no dejó de disculparse una y otra vez.

—Juro que si te escucho decir "lo siento" una vez más, huiré de este compromiso sea como fuere y dejaré que cualquier tipo de maldición caiga sobre mí—había amenazado Lessi con exasperación—. No me importará, si con eso consigo dejar de escucharte.

Neville se había mostrado profundamente conmocionado por sus palabras.

—Pero sé que actué mal—había insistido—y dije cosas que no debía.

—Escucha—ella se había parado en medio del pasillo por el que habían estado caminado, obligándolo a detenerse también—, te diré una única vez esto y no pienso repetirlo: nada de lo que hiciste o dijiste esa noche me molestó. Créeme, si hubiera sido así, te habrías dado cuenta de inmediato.

— ¿No estás molesta porque me emborraché?

—Tú mismo dijiste que no estaba borracho—le había recordado.

—Hablé demasiado...

Alessia había sonreído.

—Me encantaría volver a escuchar historias sobre como cantaste ebrio a mitad de la noche.

Las mejillas de Neville se volvieron rojas.

—Y te besé.

En esa ocasión, Lessi también se puso ligeramente roja.

—Lo sé.

— ¿No estás molesta?

—Cuando algo me moleste, te darás cuenta—había vuelto a decir—, y sólo fue un beso en la mejilla. Realmente, Neville, ¿no podemos dejar el tema de una vez? No quiero volver a escuchar que te disculpas, me exasperas.

El chico había asentido.

—Ahí me di cuenta que estabas molestándote—había intentado bromear.

En contra de sus mejores deseos, Alessia había sonreído.

Sin embargo, más allá de esta situación, el gran cambio que se produjo fue el corte en la amistad de Hermione con Ron. Lessi no estaba ni un poco sorprendida, menos aún al enterarse que el pelirrojo estaba en una especie de relación con Lavender Brown. Ella no conocía muy bien a la chica pero entendía perfectamente la molestia de Hermione, molestia que no hacía más que aumentar cada vez que tenía que soportar estar en la misma habitación que esos dos quienes no dejaban de besarse como unos desesperados.

—Creo que la próxima vez que veamos a Ron, no tendrá labios—comentó una mañana a Hermione mientras salían juntas de la sala común luego de tomar el desayuno.

Habían pasado ya varias semanas desde que ese par eran la nueva pareja del colegio y no había casi nadie que no los hubiese encontrado enfrascado en un apasionado y busco abrazo ya fuera dentro de la sala común tanto como en los pasillos o aulas desiertas o armarios... Parecía que la baja temperatura era una excusa suficiente para que la chica se lanzase en brazos del pelirrojo en busca de calor.

—Realmente me importa poco—le respondió Hermione, mirando siempre al frente.

Lessi giró el rostro hacia ella y notó que estaba apretando firmemente los labios.

—Lo siento, Hermione.

La aparente frialdad del rostro de la chica fue se descongelando poco a poco hasta mostrar verdaderamente su expresión angustiada y abatida.

—No es tu culpa.

—Quizás sí lo es. Te podría haber golpeado en la cabeza con uno de esos libros gruesos que tanto lees y quizás te hubieses dado cuenta de que Ron no es el indicado—comentó con cierta diversión, intentando sacar una sonrisa en su amiga pero ésta permaneció triste.

Flores del malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora