Prólogo

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1986. La brisa acuñaba suavemente los finos cabellos castaños del hombre, mientras observaba expectante por su ventana. El frío de la noche lo abrazaba, pero aún era verano. Su traje color carbón que estaba confeccionado cuidadosamente a su medida presumiendo el cuerpo del psicólogo lo mantenía siempre con aires de grandeza, después del fallecimiento de su padre dos años atrás, Louis Tomlinson tomó el mando del prestigioso hospital psiquiátrico Wahnsinn , el cuál era reconocido por todo el país como uno de los menos polémicos, cuidaban a sus pacientes con suma paciencia y las medidas sanitarias eran de excelencia. Suerte de aquella pobre criatura que tuviera la capital suficiente para ingresar a dicho recinto, pues era raro escuchar que alguna persona fallezca ahí. O eso era lo que se contaba en las noticias.

Louis era un hombre reservado. No salía de su oficina durante toda su jornada laboral y sólo permitía el acceso a su oficina a 3 personas en particular: Caroline Flecker, su dulce secretaria; Liam Payne, su enfermero por excelencia en el hospital y mejor amigo de la infancia; y por último Lilian Tomlinson, su esposa, con la cuál se casó 3 años atrás. Desde que el hombre tomó el mando como dueño del hospital, muchas cosas habían cambiado. El ambiente era más sombrío, los pacientes cada vez se recuperaban más y más lento, pero el dinero que se comenzó a manejar en el sitio comenzó a incrementar. Louis sabía lo que hacía. Y lo sabía perfectamente.

Tomlinson manejaba 3 reglas principales en el hospital:

1.- Él sólo baja a los pasillos del hospital cuando todos duermen.

2.- Si alguien muere en el hospital por culpa de alguna riña o negligencia de algún enfermero, a los familiares se les notificará que este falleció por causas naturales.

Y la número 3, pero la más importante para su persona y ego: Él nunca tiene contacto directo con sus pacientes. No conoce a ninguno en persona y no pensaba hacerlo jamás.

Casi terminaba su jornada, Louis se encontraba sentado en el fino sillón de cuero café que tenía en su escritorio, cuando tocan la puerta.

- Pase - gritó Louis para que lo pudieran oír desde el otro lado de la puerta. Sus labios esbozaron una enorme sonrisa al ver pasar a Lilian, con un vestido de encaje gris que le pasaba de la rodilla, unos labios carnosos y rojos y su rubia cabellera estaba ondulada y se movía con el viento que entraba por la ventana. Louis se hace hacia atrás con su silla dejando que la mujer se sentara en su regazo - hola cielo, llegaste temprano - dijo Louis recargando su brazo izquierdo en las piernas de la mujer mientras que con el otro brazo la abrazó de la cintura.

- Pensé que lo sabías amor, te dije que llegaría temprano para ver qué tanto trabajo tendrías con los nuevos.

- ¿Nuevos? - preguntó confundido el castaño mientras se acercaba a los labios de Lilian y proporcionarle un delicado beso en los labios - no se de qué me hablas querida.

- ¿No recuerdas que el manicomio de Doncaster cerró? Lo han anunciado por todos los periódicos y en todas las noticias.

- Oh, hablabas de eso - finalmente lo había recordado. La reforma psiquiátrica europea había decidido cerrar todos los manicomios que había en el continente de manera exponencial. Para la buena o mala suerte de Louis muchos familiares de los pacientes atendidos en dichos establecimientos rogaban porque fueran trasladados al Wahnsinn, por lo que Louis tuvo muchísimo papeleo el día del anuncio de los cierres - si si, hoy en la noche nos traerán a los nuevos pacientes. Los escogieron al azar y quieren que verifique que todo esté en orden. Mandaré a Liam, sabes que no me gusta estar entre ellos. Pero no me esperes temprano en casa amor, tendré muchas cosas que hacer.

- Me puedo quedar si quieres - dijo la mujer de manera sensual acercándose al cuello de Lou para comenzar a besarlo. Louis comenzó a reír y jadear por las caricias de Lilian, pero alguien abre la puerta haciendo que ella se separe de él, notando como dejó una marca de labial en su cuello.

- Señor Tomlinson, han llegado - era Caroline, se veía un tanto preocupada - ¿Mandó al señor Payne cierto?

- Así es señora Flecker, ¿Qué se le ofrece? - preguntó demandante Tomlinson, pues habían arruinado su momento de diversión con su esposa.

- Es que hubo una llegada inesperada - la voz de la mujer sonaba un tanto preocupada, sus manos temblaban un poco.

- ¡Dígame mujer! Me tiene con los putos pelos de punta - a Louis nunca le gustaba esperar. Hizo un gesto exuberante con sus manos para que Lilian se levantara de su asiento, estaba tan molesto con la situación que hasta sus mejillas estaban rojas.

- Uno de los pacientes... es Harry Styles.

- ¿Quién?

9 REGLAS (L. S.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora