| "No sabe a donde pertenece, ella quiere ir a casa pero no hay nadie ahí. Está rota por dentro sin un lugar a donde ir para secar sus lágrimas" |
Historia ambientada a partir de Capitán América y el Soldado del Invierno
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"Lloré suficientes lágrimas como para ver mi propio reflejo en ellas, entonces todo quedó claro, no lo puedo negar, realmente lo extraño. Creo que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde. El dolor es solo una consecuencia del amor. Ahora que se ha ido, a mi corazón le falta algo" ▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂
Eleanor había estado dos meses en Long Beach pasando desapercibida de todo aquel que intentara buscarla, inventó la excusa de su estadía diciendo a Steve que se encontraba ahí para tomar el camino correcto, lo cual no era cierto. Sin embargo, Rogers parecía no confiar al 100% en ella así que enviaba a Edd de vez en cuando para revisar que Eleanor estuviera cumpliendo con su palabra de recuperarse, el moreno disfrutaba sus visitas y se quedaba dos o tres días con ella sin detenerse a pensar a que estaban acostumbrándose a la presencia del otro
— Sinceramente estoy harta de estar aquí — dijo Eleanor cuando Edd llegó a visitarla por segunda vez en el mes
— ¿Es porque ninguno de tus amigos está cerca? — preguntó el moreno
— No — respondió Eleanor al instante — El calor aquí me está matando, ya tengo suficiente calor corporal como para soportar la temperatura de Willmore
Edd soltó una pequeña risa y Eleanor lo miró mal — Trata de soportar 28 grados y auméntale otros 35 en mi interior
Edd levantó las manos y se disculpó — Por cierto, ¿como vas con tus poderes?
Eleanor chasqueó la lengua, le había contado a Edd sobre el incendio en su antigua casa y lo mucho que le estaba costando controlar sus poderes, las últimas 5 semanas se había negado a usarlos ni siquiera se permitía dejar salir una pequeñísima chispa, no quería hacerlo hasta que tuviera el control de vuelta — Igual que hace semanas, no puedo manejarlo
— ¿No has pensado qué tal vez es algo mental? ¿Has seguido en contacto con Laura?
— Tenemos más de 9 mil kilómetros de por medio, tristemente no he podido asistir a mis consultas
— ¿Al menos la has llamado? — insistió Edd
— No, no veo la necesidad de hacerlo — respondió Eleanor encogiéndose de hombros
— Puedes llamarla cuando creas necesitarla, Ell
Eleanor rodó los ojos y soltó un enorme suspiro cuando escuchó que llamaban en la puerta de la pequeña casa — Iré yo — dijo Edd poniéndose de pie
— Mientras tanto iré a buscar algo de comer —comentó la castaña con una sonrisa y se metió en la cocina
El moreno abrió la puerta y un joven de aproximadamente 29 años le sonrió de forma amable — ¿Puedo ayudarte en algo?
