| "No sabe a donde pertenece, ella quiere ir a casa pero no hay nadie ahí. Está rota por dentro sin un lugar a donde ir para secar sus lágrimas" |
Historia ambientada a partir de Capitán América y el Soldado del Invierno
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"Yo era tan pura como un río. Pero ahora creo que estoy poseída. Tu pones una fiebre dentro de mí y he sido fría desde que te fuiste" ▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂
Cuatro meses habían pasado buscando a Bucky, tuvieron algunas pistas de él pero siempre que creían saber el lugar donde se encontraba e iban a buscarlo, desaparecía borrando todas sus investigaciones y forzandolos a iniciar de cero.
Todos cambiaron, Sam se volvió más cercano a ellos, claro que sus peleas con Eleanor nunca pararon, pero ahora eran buenos amigos. Steve se había vuelto más reservado, incluso con Eleanor; cada vez que encontraban una nueva pista sobre su amigo, una parte de él sabía que no lo encontrarían jamás pero no perdía la esperanza, le había prometido que siempre estaría a su lado y pensaba cumplirlo. Eleanor se veía cada vez más desganada, las ojeras se le marcaban cada día más y su alcoholismo aumentaba cada vez que volvían a perder a Bucky.
Cada tarde, durante todos los días, Eleanor tomaba su tableta electrónica para ver un pequeño video sobre Steve y Bucky, ambos sonreían y se veían tan felices que Eleanor se sentía cómoda al verlos, pero poco a poco se dio cuenta de que su mirada siempre se enfocaba en un sólo rostro y que aunque no quisiera admitirlo, ver la sonrisa de Bucky la tranquilizaba y le daba las energías suficientes para no rendirse en su búsqueda.
No todo había sido malo, Nicolas se había negado a apartarse de Eleanor y resultó ser una persona agradable y con la que Eleanor se sentía bien y ahora mantenían lo más cercano a una relación amorosa. Había días en los que, a pesar de tener a personas cerca de ella, Eleanor sentía que algo le faltaba, sentía una presión en el pecho que no la dejaba dormir y le preocupaba que esa sensación nunca desapareciera.
(...)
—¡Eleanor, ayúdanos!
Eleanor tosió con fuerza y sollozó intentando acercarse a la habitación donde el resto de su familia se encontraba atrapada. El fuego se esparcía con rapidez y el techo se estaba derrumbando, Eleanor se desgañitó y comenzó a marearse cuando ya no pudo respirar más
—¡Vete! ¡Vete, Eleanor! — gritaban sus padres por encima de los sollozos de su hermano pequeño — ¡Estaremos bien!
—¡No voy a dejarlos! ¡Van a morir!
—Eleanor, por favor — le dijo su padre — Sal de aquí
— Papá no quiero — sollozó ella
—Mi amor tienes que hacerlo — intervino su madre — No olvides que te amamos, tus padres y tu hermano te aman.
Eleanor negó con la cabeza con las lágrimas bajando a toda rapidez y se arrastró fuera de la casa, cuando sintió el césped debajo de sus manos dejó de luchar y se dio la vuelta quedando boca arriba, miró la casa consumirse por las llamas y no paró de llorar hasta que sus ojos se cerraron y su corazón estuvo a punto de detenerse.
