IX

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"Espérame.
Ahora todo estará mejor.
Voy a suavizar el golpe y rendirme.
Vi la sorpresa, la mirada en tus ojos. Y me rendí.
Voy a ser lo que soy, y me rendiré."

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La puerta de la habitación sonó tres veces antes de que Eleanor cayera de la cama y se levantara para observar su alrededor sin saber cómo había regresado al hotel. Lo último que recordaba era haber bebido un poco en ese bar de mala pinta.

—¡Hola! — exclamó una rubia en cuanto la puerta se abrió — Veo que ya despertaste

La chica entró sin permiso y dejó una bandeja en la mesita

—Disculpa, ¿quién eres y por qué entras así? — arguyó Eleanor

—Soy Rubí — contestó como si fuera obvio — Nos conocimos anoche cuando ese chico te trajo aquí

Eleanor casi escupe el café que había tomado de la bandeja y se tocó la cabeza con dolor

—¿Qué chico? ¿Cómo era? — dijo rápidamente

Inconscientemente, Eleanor volvía a pensar en Bucky. Era estúpido pensar que él la había llevado hasta la habitación del hotel donde se hospedaba pero al menos tenía que saber quien lo había hecho

—Era guapo, muy fuerte y me parece que tenia ojos claros —dijo Rubí recordando al muchacho

—¿Su nombre?

—¿En serio no lo recuerdas?

—¿Cuál era su nombre? — inquirió Eleanor

—Trevor. Dijo que te había visto en el bar, que estabas muy ebria y que incluso iniciaste una pelea y por eso tienes la mejilla y parte del ojo desechos. Él te salvo de morir golpeada por esos tipos

—Seguro — murmuró -— ¿Y cómo supo dónde me hospedaba?

—Las llaves que te dimos. Dah — alargó la última frase — Tienen el nombre y dirección del hotel. Tuvieron suerte de que la encargada de ayer hubiera sido yo. Si hubiera sido mi abuela, los habría dejado afuera a ambos

—¿Tu abuela?

—Si, la dueña del hotel — jactó con una sonrisa sentándose en el sofá

Eleanor asintió de forma insustancial y chasqueó la lengua

—¿Tienes más información sobre ese tipo? ¿sobre Trevor? — le preguntó a Rubí

—No y sinceramente no recuerdo haberlo visto antes. Debe ser americano, igual que tú

Eleanor rodó los ojos con desesperación y se sentó junto a ella.

—¿Tienes un mapa turístico o algo así?

—Claro, están abajo. Son muy viejos pero te servirá — dijo Rubí poniéndose de pie y tomando la bandeja — El café va por cuenta de la casa

—Gracias — Eleanor sonrió y Rubí se fue cerrando la puerta detrás de ella

La castaña entró a la regadera a duras penas y trató de maquillar el hematoma en su mejilla y ojo. Se colocó una sudadera negra y una gorra del mismo color, bajó con Rubí para pedirle el mapa y salió a las calles de Bucarest en busca de Bucky.

Caminaba de una calle a otra buscando una mínima cosa que pudiera llevarla al soldado, pero todo era en vano. Llegó a una zona bastante concurrida que al parecer era un mercado, caminó entre la multitud observando las diferentes frutas y cosas que se comercializaban en el lugar.

Logró ver a un hombre caminar frente a ella, tenía ambas manos en los bolsillos de la sudadera que portaba y el cabello rozaba sus hombros. Eleanor sintió una pizca de esperanza y comenzó a caminar con mayor rapidez, el hombre pareció notarlo pues imitó su acción y pronto se perdió entre la gente. Eleanor giró sobre su eje buscando a Bucky, estaba segura de que era él. Volvió a caminar en la misma dirección, esta vez con los ojos enfocados en cada lado, alerta de cualquier indicio de volver a verlo.

Suspiró después unos minutos, se sentó en una banca cercana y pasó un dedo por su mejilla haciendo una mueca de dolor, sintió la decepción inundar su ser y cerró los ojos echando la cabeza hacia atrás. Todo había sido en vano, le había mentido a Steve, había dejado a Nicolas y todo su vida en New York todo por buscar a un soldado que tal vez ni siquiera la recordaba.

Eleanor suspiró con aire mohíno. Lo había echado todo a perder, por la maldita curiosidad de verlo de nuevo y escuchar la historia de Barnes desde su propias palabras. Ahora incluso podía haber arruinado su amistad con Steve, por enviarlo a un lugar equivocado. Pero la Eleanor de hace unos días podía asegurar al cien por ciento que Bucky se encontraba ahí, pero ¿quién sabe? Barnes pudo haberse ido y ahora Eleanor lo buscaba como una loca que deliraba con su imagen.

—Maldita sea, Barnes —dijo en voz alta abriendo los ojos

Miró al cielo por unos minutos, intentando no claudicar y recoger sus cosas para volver a casa, pero le estaba resultando tan difícil y la decepción no le estaba ayudando. Ladeó la cabeza haciendo un paneo a las personas que caminaban por la calle con tranquilidad, se mordió la parte interior de la mejilla y se enfocó en un puesto en especial.

Ahí estaba él. Hablando con la encargada mientras le mostraba un montón de fruta que seguramente compraría. Eleanor se puso de pie con actitud trémula, sin despegar la mirada de él con el miedo de que volviera a perderlo. Caminó un poco para verlo mejor, distinguía su barba crecida y su cabello oculto detrás de una gorra, usaba su mano humana mientas ocultaba la otra en el bolsillo de la sudadera. Sonrió débilmente a la mujer frente a él cuando ella le dio una bolsa con su compra y Eleanor evitó gritar su nombre en ese momento.

Era él, sin duda era él.

Por fin lo había encontrado, James Barnes se encontraba a unos metros de ella y Eleanor no pensaba desperdiciar esa oportunidad.

Reflection | Bucky Barnes Where stories live. Discover now