Capítulo 01

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***UN MES ANTES.

Me levanté de la cama sin importarme la mirada acusatoria de Gina. Me coloqué el bóxer y luego el pantalón.

Gruñí exasperado sintiendo sus ojos escudriñarme la espalda.

-¿Qué quieres?- pregunté de mala gana. Sabía que haber venido a su casa anoche era una muy mala idea, ¡por una mierda! Estaba jodidamente caliente, necesitaba un maldito orgasmo.

-¿Tomaste?- preguntó ignorándome. Era obvio que lo había hecho, ayer ni siquiera podía mantenerme de pie.

Me encogí de hombros. Rodó los ojos levantándose de la cama, mis ojos se desviaron a su culo desnudo cuando me dió la espalda. Tragué saliva.

Maldición, no caería, no otra vez.

Se giró, enarcó una ceja con una sonrisa traviesa, sabía lo que estaba pensando, pues la erección que empezaba a tener vida dentro de mi bóxer me delató.

Relamí mis labios al ver como sus pezones se erguían suplicando ser devorados por mi boca. Pero ¡joder! No iba a caer, no de nuevo. Gina era peor que un grano en el culo, sabía que después de lo que pasó entre nosotros no me dejaría en paz, no hasta tenerme detro de ella, nuevamente.

-Me tengo que ir. Nell está esperándome, le prometí llevarla al centro comercial -mentí colocándome la camiseta.

-No me dejes así- hizo un puchero. Intenté alejarme pero entonces tomó mi mano y la colocó en su entrepierna. La maldita erección empezó a dolerme ¡joder! Metí uno de mis dedos en su mojada entrada robándole un jadeo.

-No sucederá de nuevo, Gina. No volveré a follarte, ni hoy, ni nunca- susurré en su oído mientras mis dedos entraban y salían de ella con una lentitud tortuosa.

Me alejé de ella dejándola mojada, necesitada. Tomé mis zapatos que estaban tirados en una de las esquinas y salí de su casa sin importarme que sus padres me vieran.

El año había comenzado y todo se estaba yendo a la mierda. Cada día se me hacía insoportable el verlo y mantenerme al margen. No lo aguantaba, lo necesitaba.

En ese momento ya no me reconocía. No era el Lucas de hace unos meses, el tímido y tartamudo. Mierda, yo jamás había usado a una chica como objeto sexual.

Estaba matándome.

Al llegar a casa me despojé de los zapatos, dejándolos en una esquina. Mamá nunca estaba, se vivía la vida de tienda en tienda, comprando cosas que probablemente nunca usaría.

-¡Nell!- grité el nombre de mi hermana melliza. La rubia salió de la cocina con una sonrisa encantadora.

-Aquí estoy- dijo acercándose. Depositó un beso en mi mejilla. -Hueles a ella- arrugó la nariz -Te la follaste.

Gruñí. Me conocía tan bien que ni siquiera me molesté en ocultarlo.

-Estaba caliente.

-Él te dejó caliente- corrigió con burla.

Bufé.

Sí, Dylan Brawn me había dejado malditamente caliente cuando me dijo -borracho- todo lo que le haría a una pelinegra que se lo comía con la mirada. Mi imaginación corrió enseguida, imaginando que todo aquello no se lo hacía a ella, sino a mí.

-Estoy tratando de olvidar todo esto, pero no puedo- gruñí frotando las manos en mi rostro.

-¿Qué pasó con mi hermanito?- preguntó al aire divertida.- No lo hagas, ya no te reprimas, Luck, ve por ese hombre, no se resistirá ante los encantos de un Jackson.

Una D para Lucas Where stories live. Discover now