Capítulo 15

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—¡Mis niños preciosos!— exclamó mi madre cuando entró a la enorme sala de nuestra casa, detrás de ella venía el chófer con mil bolsas de compras en cada brazo. Pobre hombre.

Nell y yo nos miramos entre nosotros sin saber muy bien qué hacer. Queríamos mucho a mamá, de pequeños siempre hacía lo que fuera por abrirse espacio y permitirse jugar con nosotros, pero fuimos creciendo, y con ello, mamá fue cambiando; se encerraba en su habitación y solo salía a la hora comer, a veces pasaba durante mucho tiempo en el gimnasio de casa y otras salía con sus amigas. De pronto, los viajes comenzaron y eran pocas las veces que la veíamos, eso incluyendo que su interés por saber sobre la vida de sus hijos se esfumó.

Nell y yo habíamos crecido en una familia carente de amor.

—Mamá— saludamos al unísono.

—¡Feliz San Valentín, pequeños! —abrazó a Nell con una gran sonrisa.

Cuando llegó mi turno y sus delgados brazos se cerraron por encima de mis anchos hombros, la apreté contra mí, aspirando hondo su olor tan característico de perfumes carísimos. Mis ojos se cerraron automáticamente y disfruté de aquel corto abrazo que para mí significaba demasiado.

—Te extrañé demasiado, Margo— susurré.

—Y yo a ti, cariño mío.

Mentira.

Se separó de mí con una enorme sonrisa que no pude corresponder. Me dejé caer en uno de los elegantes sofás del salón mientras mi madre abría las bolsas, como si estuviera buscando algo.

—¡Aquí están!— chilló, sacando unas bolsas de entre el montón. —Nell, hija mía, vi este vestido e inmediatamente pensé en ti— comentó, entregándole la bolsa que tenía algún nombre de una tienda demasiado famosa.

—¿Deja alguna vista de mi espectacular culo?— preguntó mi querida hermana con una sonrisa insinuante. —Si es así, Noah estará más que encantado en saber a su novia en un vestido así... me llevará a su casa y le pediré que me dé unos cuantos azot...

—¡Nell Jackson!— reprendió nuestra madre.

—¿Hay algo para mí?— pregunté de inmediato para cambiar de tema y evitar una discusión entre ellas.

Mi ceño se frunció ligeramente cuando la sonrisa de mamá tambaleó al tiempo que extendía su mano, ofreciéndome una pequeña caja de terciopelo.

—Es... algo que se nos ocurrió a tu padre y a mí.

No dije nada.

Miré la cajita con la mandíbula tensa y...

Mi corazón se aceleró brutalmente, provocando que mi pecho empezara a doler.

«Buccellati»

Mierda.

—El aniversario de la empresa será en dos meses, un poco antes de tu graduación y pensamos que es un momento perfecto para que pidas la mano de Gina frente a toda la prensa y socios de tu padre. Estos días que estuve fuera de casa también me tomé la molestia de buscar apartamentos lujosos cerca de la universidad, será algo muy cómodo para Gina y tú.— sonrió, colocando una de sus manos en mi mejilla.— Hablé con ella ayer, le enseñé algunos apartamento pero no le dije nada de tu, pidiéndole ser su esposa en el aniversario.

Quise decir algo en ese momento, pero todo dentro de mí se había paralizado, mi cerebro se desconectó totalmente de mis cuerdas vocales. La miré fijamente en silencio.

—¡Maldita sea, mamá!— rugió Nell, acercándose a ella.

—Nell— susurré, tratando de calmarla.

Una D para Lucas Where stories live. Discover now