EXTRA III: El inicio de todo

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Estos sucesos pasan exactamente antes del capítulo uno, en la fiesta que es mencionada en un párrafo donde se le acusa a Dylan de ser un microondas al narrar todo lo que le haría a una chica. Justamente lo que orilló a San Lucas a buscar a su ex novia (seh, la loca).
Je, je.

DYLAN.

Recargué mis antebrazos en la barandilla mientras observaba el bar atestado de personas sudorosas y ansiosas por tener una noche de desenfreno; llena de alcohol y sexo.  De verdad que lo último que quería era venir, pero cometí la estupidez de apostar con Jeremy Dawson en una carrera que claramente perdí.

La apuesta consistía en asistir a la fiesta y besarme con 20 chicas, —sí, algo completamente estúpido— si él me ganaba.

Bebí del vaso que descansaba entre mis dedos y mi vista se fijó en una pelinegra que bailaba abajo. Parecía muy segura de sus movimientos. De pronto, sentí esas ganas insistentes de ir hasta ella y tratar de persuadirla con mis encantos.

Pero mi vista se desvió al verlo entrar.

Tan reluciente.

Tan cabrón.

Tan seguro y malditamente calie...

¿Qué carajos? 

Solté una risa, mirando el líquido del vaso rojo. Mierda, al parecer le habían agregado algo a mi bebida. Negué con la cabeza y regresé mi vista hasta el rubio que subía las escaleras tranquilamente. 

Cuando lo conocí, vestía un ridículo atuendo de una mala copia de chico motociclista. Recuerdo muy bien cómo se acercó a mí y entablamos una ligera conversación, me descolocó un poco que pareciera realmente interesado en las palabras que de mi boca salían, pues raramente a alguien le importaba un carajo mis opiniones. Parecía un chico bueno y amable, que solo quería encajar en el grupito rebelde de la morena. Aun recuerdo todas los insultos disimulados de Jeremy hacia él, por ser la supuesta cita de Eddie. Parecía realmente nervioso... un chico inocente.

Solo apariencias...

Aún recargando en la barandilla, lo observé caminar con pasos firmes y seguros en mi dirección. Las chicas lo miraban con expresiones llenas de ilusión, incluso podría asegurar que dejaban un rastro de baba por todo el camino detrás de Lucas Jackson.

—¿Bebiendo tan temprano? —preguntó una vez llegó hasta mí, copiando mi postura.

—Nunca es demasiado temprano para beber —me defendí, dándole un ligero empujón con mi hombro.

—Ni para follar —aparté la mirada cuando mordió su labio inferior distraídamente.

—Siempre sexualizando todo, Lucas —arrugué la nariz.

—Y tú siempre entendiendo todas las referencias como el chico sucio que eres —acusó.

—Yo no soy ningún chico sucio —me defendí.

Ambos sonreímos.

En pocos meses de encuentros en bares y por nuestros amigos en común, Lucas y yo habíamos formado un lazo. Era extraño, pero con él podía ser yo mismo y hablarle de mis mierdas sin sentir que podía ser juzgado. Y no lo mal entiendan, mi vida era muy buena: tenía una familia genial, un trabajo que amaba y un pequeño rincón donde podía hacer lo que me diera la gana. Pero de alguna forma u otra, me sentía vacío. Y con Lucas, todo ese espacio en negro dentro de mí, se esfumaba.

—Ya Tristán me contó lo de la estúpida apuesta— sonrió, tomando mi vaso para darle un largo trabajo.

—¿Si?

Una D para Lucas Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz