Capítulo 28

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-Maya Bishop- un chica pelirroja, me hace señal de que puedo ingresar a la oficina, me pongo de pie y la sigo por el pasillo, me hace pasar a una sala con dos sillones- espere acá ya casi la atiende la doctora.

-Gracias- es mi primera cita con el siquiatra y espero que me den de alta hoy mismo.

-Hola, disculpa la demora- entra una mujer al parecer más joven que yo, de cabello castaño hasta los hombros, alta y delgada, físicamente muy guapa pero su cara espanta a cualquiera y no por que sea fea si no porque parece que en su vida, nunca se ha reído, tiene la cara más enojada que he visto - puedes sentarte en ese lugar- me señala una butaca de cuero que se ve bastante cómoda- iniciémoos con el análisis- toma asiento en un sillón muy grande frente a mi y abre su cuaderno de notas.

La oficina está pintada en blanco, todos los muebles son de metal, una fachada bastante industrial, todo está perfectamente acomodado nada desentona, su escritorio está frente a la ventana y los dos sillones en una esquina del lugar con una alfombra celeste claro, tiene dos estantes llenos de libro y dos pinturas bastante relajantes  en la pared, me gusta el lugar, es pulcro y eso me hace sentirme más cómoda.

-Te refirió la doctora Altman- la chica recoge mi expediente de la mesa de café que tiene al lado de su sillón y se coloca unas gafas negras de pasta, antes de leer el historial- así que problemas de ira y posibles depresiones- la escucho leer mientras revisa mi expediente.

-No estoy deprimida-

-La mayoría lo están y no lo saben- comenta lentamente mientras escribe notas en su cuaderno.

-No me parece, que esto sea muy ético de su parte- ni siquiera se ha presentado y es muy fría al hablar.

-Por eso te enviaron conmigo- por primera vez me mira a los ojos, su mirada es fría y dura como esperaba.

-Podemos iniciar, necesito incorporarme a mi trabajo- yo también puedo ser bastante pedante si lo deseo.

-Ya iniciamos- vuelve a anotar en su libreta- te diré las reglas solo por esta vez , desde que entraste por esa puerta- me señala la entrada con la pluma estilográfica que tiene en la mano derecha- ya inició la sesión, aquí puedes hablar de lo que quieras y por último hasta que no te arregle no te daré de alta-

-¿Arreglarme?- me acaba de insultar, sin que me diera cuenta- yo no soy un objeto como para que me estén arreglando- me pongo de pie para salir de esta tontería, llamada terapia.

-Si sales ahorita, aquí no vuelvas, pero te aclaro yo soy la única que puede firmar tu incorporación otra vez en el equipo de bomberos y por lo que veo, no vas a volver jamas con esa actitud- un escalofrío recorre mi espalda, al escuchar que no me dejara volver al trabajo- así que toma tu decisión ya- la miro y ella sigue con sus notas.

Lentamente mi cuerpo se mueve solo hacia el sillón y me siento, pero quien se cree que es para tratarme así, esto debe ser ilegal, nadie puede negarte volver a tu trabajo, pero si eso pasa juro por mi medalla de oro, que mató a Altman con mis propias manos.

-Perfecto, ya tomaste tu decisión, ahora cuéntame, ¿por qué te lesionaste la mano ayer?-

-Un mal día-

-Un mal día- toma nota.

Espero a que me haga más preguntas, pero solo me mira con esos ojos inexpresivos, con la pluma lista para escribir algo nuevo, no sé qué pretende que haga, veo que cambia su posición para ponerse más cómoda y cierra la libreta para dejarla en su regazo, entrelaza sus dedos y reposa sus manos sobre la libreta, cierra sus ojos y se recuesta en el sillón, no entiendo absolutamente nada de lo que pasa, luego de varios minutos, ella sigue sin preguntarme nada más, sin moverse, sin interactuar conmigo.

Poco probable (Maya y Carina)Where stories live. Discover now