Poco probable (Maya y Carina)

Capítulo 9

-Maya cálmate- me desespera verla así de destrozada, jamás hubiera pensado ni en mis momentos de locura más grande poder verla tan frágil, ella es la gran capitana de bomberos, la medallista olímpica y tenerla entre mis brazos hecha un mar de lagrimas me supera.

Se que las cosas no van bien en su vida desde que la conocí, entiendo que su amistad con Andrea es importante y que su asenso hizo las cosas un poco difíciles, pero verla así me hace pensar que ella sufre más de lo que deja ver.

Luego de una hora de llanto, la rubia logra calmarse, mi blusa de pijama está empapada, ella está sobre mi pecho y a empezado a jugar distraídamente con los mechones de mi cabello, yo le acaricio la espalda en círculos, posiblemente luego de esto se vuelva a cerrar así que no la voy a presionar demasiado -¿te sientes mejor?- subo mi mano a su cabello, es suave y siempre huele a manzanilla.

-Creo que si- responde en tono suave.

- ¿Tienes hambre?-

-No-

-Está bien-

-Soy como un camión que se descarrila y termina llevándose todo a su paso, me lleve la ilusión de Andy, la amistad de años con mi equipo, destroce a Jack y al final al primer fallo, mi carrera terminará, pronto acabaré en lo profundo de un barranco, con solo desechos y escombros de lo que alguna vez fue mi vida-

-Auch, tienes una muy mala imagen de ti- ella me mira con sus ojos rojos he hinchados -yo no veo nada de eso en ti, yo veo una chica además de guapa, inteligente, trabajadora, que lucha por conseguir lo que quiere, que se preocupa de sus amigos- le aclaró.

- Eso lo crees ahora porque no me conoces-

- Me vas a a decir que eres como esas brujas de los cuentos infantiles - me retiro  de su agarre, fingiendo una cara de susto.

- ¿De que hablas?- ella está muy confundida con mi comentario, yo aprovecho y salgo de la cama, me quedo de pie frente ella.

- De esa historia que las brujas viven entre nosotros, hechizan a los niños y los vuelven ratones para luego matarlos y tienes que ir a convenciones anuales con la bruja suprema, cuando nadie las ve se quitan sus pelucas, sus zapatos y se vuelven feas viejecitas con verrugas, dientes chuecos y nariz puntada-

Ella me mira con cara de confusión y a medida que describo a las brujas su rostro se vuelve un poema entre el asco é incredulidad, pero logró ver que cada vez se forma más grande una sonrisa en su cara - eres una tonta- me dice luego de tirarme una de las almohadas.

- No lo has negado- corro hacia el cuarto de baño y me encierro, me cepillo los dientes y luego me ducho, salgo a la habitación y veo que está recostada en la cama mirando hacia el techo sumergida en su mundo, así que aprovecho y me acerco a su clóset, cojo un par de pantalones cortos de correr y una camisa bastante vieja de algodón, cuando vuelvo mi atención hacía  Maya, ella me come con los ojos, me coloco el pantalón corto y luego la blusa de algodón.

- No te atrevas- entre cierra los ojos.

- ¿No me atrevo a qué?- termino de ponerme la camiseta.

- Eres mala, debería ser pecado y penado por ley que anduvieras con ropa- ella se levanta de la cama y se mete al cuarto de baño, me paro en la puerta a ver cómo se cepilla los dientes - ¿quieres desayunar?- me mira y me asiente con su cabeza, me coloco detrás de ella y le doy un beso en la mejilla, la abrazo fuerte- glacias- es muy graciosa cuando se lo propone - Waaaooo la gran Maya Bishop sabe dar las gracias- la suelto y me dirijo a la cocina, antes de salir siento un golpe sobre mi trasero.

Preparo unos huevos revueltos con tostadas, café, pongo la mesa, pico un poco de fruta y yogurt, está mujer solo sabe comer saludable, todo es verde y fresco, no veo refrescos enlatados, ni golosinas y el único alcohol  que encuentro es vino, nota mental hacerle unas buenas porciones de pasta, para que salga de su dieta, escucho que termina de ducharse, la veo entrar a la cocina con una camisa de algodón y unas bragas, sirvo la comida y nos ponemos a comer.