Poco probable (Maya y Carina)

Capítulo 31

-Jack, hermano por favor, cambiemos de lugar- Miller ha pasado todo el turno tratando de convencer a Gibson del cambio de puesto en el día de campo.

-¿Qué obtengo yo a cambio?- los dos se dirigen al estacionamiento.

Salgo de mi oficina justo detrás de ellos, escucho toda su conversación, el trato termina cerrándose cuando Jack acepta, dos meses pagos por Miller que implica desde la compra de la comida, hasta sus cuentas mensuales de luz, agua, teléfono y poder usar su casa flotante en el lago para sus ligues durante un año, sin ser interrumpido, ni echado por ningún motivo de ella.

-¿Ya te vas a casa?- al voltearme me encuentro a Warren caminando hacia mi.

-No, iré a buscar a Carina al hospital-

-Perfecto, ¿puedes llevarle esto a Miranda?- me entrega una agenda, de cuero que lleva el apellido de su esposa en la tapa -hoy tiene turno de noche y se dejo su agenda en mi coche ayer y créeme si no queremos que el mundo se termine hoy, debe tener eso en las manos antes de media noche-

-Esta bien, yo se la daré- abro mi auto y me subo en él.

Veo que ya todos los chicos están en el parqueo dispuestos a marcharse cada uno a su casa luego de una jornada larga de trabajo porque luego de la visita de Carina tuvimos 4 llamadas, dos fueron cosas de rutina, pero las últimas dos fueron bastante complicadas, una fue un incendio en un granero y la otra llamada fue por un inicio de fuego por parte de un niño en el garaje de su casa, el niño salió bastante herido pero logramos sacarlo con vida.

-Nos vemos en dos días- me despido de todos.

-Adiós- se escucha en coro la despedida de los chicos.

-Maya- llama mi atención Victoria- hazle un buen trabajo manual a la italiana para que nos dé de comer-

Saco mi mano por la ventanilla y le muestro el dedo medio mientras conduzco fuera del parqueo, por el retrovisor veo que todos ellos me levantan los pulgares dándome a entender que eso es justo lo que quieren que haga, estoy muy contenta de volver a tener una buena relación con los chicos, pero me emociona más poder pasar con mi novia dos días, ya que el Superintendente Ritpley, luego de nuestras dos ultima llamadas nos obligo a tomar dos días seguidos de descanso, su justificación fue que este mes la estación 19 a estado en 15 de las 25 llamadas más importantes, y mi batallón a asistido a 10 de ellas, según el protocolo debemos tener cierta cantidad de horas de descanso por cada llamada calificada con alarma tres y eso da como resultado dos días completos de descanso.

Llego a la estacionamiento del Grey Sloan, tomo la libreta de la doctora Beiley, pregunto en recepción en qué sector está hoy de guardia y me envían a él área de maternidad, justamente donde tengo que ir a recoger a mi chica, al llegar al área, logro ver a Miranda hablando con Carina y un señor que parece arquitecto, lo supongo ya que lleva muchos rollos de planos bajo el brazo, me acerco a ellos, mientras cruzo los dedos para que Carina no se le ocurra decirme que no puede acompañarme hoy, este tiempo con ella me a enseñado que estar con un médico es terrible, siempre tiene llamadas urgentes, pacientes en mal estado, cirugías de última hora, es verdad los bomberos no somos muy diferentes pero respetamos el tiempo libre, creo que los médicos no conocen, ni tiene idea de que significa descanso.

-Hola- saludó para llamar la atención.

-Hola Maya- Miranda se sorprende al verme en el lugar.

-Hola bambina- mi novia me sonríe con cariño.

-Ben, me dijo que te entregara esto- le extiendo la libreta.

-Gracias a Dios, estaba a punto de una crisis nerviosa- la mujer abraza con fuerza la libreta, como si su vida dependiera de ese articulo.