Capítulo 30

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-Otro mes con las cuentas en orden, veremos cuanto tiempo le dura Capitana- Michael Dixon me extiende la mano para despedirse, de nuestra reunión mensual.

-Usted siempre tan simpático- le doy un apretón firme, mientras fuerzo una sonrisa amigable.

Ya llevo varios meses trabajando con ese cavernícola, aún sigue insistiendo en que mi puesto debe ser para su hijo, no hemos tenido ni una sola reunión sin que mencione el tema, no se lo he querido mencionar a Ritpley porque no quiero generar ningún conflicto mayor, además que sé cómo manejar este tipo de personas.

El día en la estación a estado bastante tranquilo, dos llamadas, la visita de Dixon y aún nos queda medio turno por delante, por el momento lo único que tengo pendiente en el cronograma es el entrenamiento diario que debe hacer el batallón, les informó por el alta voz que los espero en 10 minutos en la sala de ejercicio.

Saco mi libreta de terapia y escribo sobre Dixon, ya llevo casi una semana con esta tarea y la verdad me a ayudado a descifrar mucho de lo que siento generalmente, la doctora es un poco extraña, siento que ella no es mi terapeuta es más un tipo de guía emocional que me ayuda a resolver mis propios conflictos de buena manera, el día que más la he oído hablar fue en la sesión de inicio, luego de eso se limita a utilizar monosílabos, lo más una ó dos frases me ha dicho en las siguientes sesiones, aún no le digo a Carina que estoy en terapia, quiero aclarar mis pensamientos primero antes de comentarle, no estoy preparada para darle muchos detalles y se que me los va a pedir, según la doctora Lyana, mi relación con la italiana es perfecta, ellas se conocen y me ha dicho que somos el Yin y el Yan, que todo lo malo y oscuro de mi, es perfectamente compatible con todo lo bueno y luminoso de Carina.

Guardo mi libreta y me cambio para mi sesión de ejercicios, al llegar a la sala me encuentro a mi batallón alineado de forma extraña, generalmente todos están ya en la estación de ejercicio de su preferencia, pero hoy están en línea recta, no se lo que sucede pero se ven bastante felices.

-¿Pasa algo?- esto me parece muy extraño.

Veo como Herrera da un paso al frente y saca un papel del bolsillo de su pantalón de ejercicios, al parecer es la escogida para decirme algo al importante, he tratado un poco el tema con la terapeuta sobre Andrea Herrera y ella me  ayudado a notar que no estoy enojada con su forma de actuar, poco a poco me he dado cuenta que el verdadero sentimiento que tengo sobre ella y nuestra amistad es de tristeza, ella era lo más cercano a una familia normal que he tenido y tuve que alejarme al igual que con mi familia real.

-Capitana Maya Bishop- inicia su discurso- sabemos que hemos cometido errores pero en todo este tiempo que has sido nuestro cerebro al mando, has demostrado que cada una de las desiciones que tomas son pensadas con cautela y determinación para asegurar nuestro bienestar en el campo, todos somos conscientes que pusimos nuestros sentimientos, antes que a nuestro batallón y que como parte de la familia de la estación 19 que eres, nos avergonzamos de haberte rechazado y expulsado de nuestro entorno, así que traemos esto como una ofrenda de paz entre ambas partes- todos se hacen a un lado y me muestra la cinta de correr de última generación oculta detrás de ellos.

Hace algún tiempo, cuando Andrea recién había llegado a vivir a mi apartamento le comenté que mi sueño erótico era tener unas de esas cintas de correr pero me parecían muy caras como para comprarla, así que al verla me siento como una niña en la noche de navidad abriendo los regalos, se que deben sentirse muy arrepentidos, para haber invertido tanto dinero, realmente con solo que me compraran un café ya los hubiera perdonado pero esto está fuera de mi razón.

-¿Qué te parece?- pregunta Jack.

-Gracias- es lo único que puede salir de mi boca antes de que se escape algún sollozo de alegría.

Poco probable (Maya y Carina)Where stories live. Discover now