11 - 'Las noches son muy largas'

201K 31.9K 160K
                                    

11 - LAS NOCHES SON MUY LARGAS

Tengo el corazón tan acelerado que no puedo respirar correctamente. Ramson se detiene al pie de las escaleras y hace un pequeño ademán de seguir acercándose, pero se contiene a sí mismo al verme tan pálida.

—Respira hondo —murmura con voz suave—, sé que es mucha información de golpe, pero...

—¿Q-qué...? —empiezo, señalando los cuadros con una mano temblorosa.

—Te lo explicaré todo —me asegura, acercándose y mirándome con cierta preocupación—. Pero, por favor, Vee, cálmate. Yo...

—¡No me digas que me calme! —exploto y la alianza cae al suelo cuando vuelvo a señalar el cuadro—. ¿Quién es?

Ramson mantiene su mirada en la mía durante unos pocos instantes antes de sacudir la cabeza.

—Sabes quién es.

—No —niego con la cabeza frenéticamente, retrocediendo otro paso.

—Eres tú, Vee.

—No —repito con voz débil.

Ramson aprieta un poco los labios, como si no me lo quisiera decir pero no le quedara más remedio.

—Eres tú —repite él en voz baja.

Vuelvo a retroceder y esta vez mi espalda choca con algún mueble. Ni siquiera sé cuál es, pero el ruido me hace reaccionar. No puedo respirar. Me estoy ahogando. Me llevo una mano al pecho y veo que él me dice algo, pero no puedo oírlo. Ni verlo. Tengo los ojos llenos de lágrimas. Necesito salir de aquí. Ahora mismo. No puedo respirar.

Me encuentro a mí misma subiendo las escaleras de piedra tan rápido como puedo, estando a punto de caerme varias veces. Me estoy mareando. Y solo puedo escuchar mi propia respiración irregular. Consigo llegar al vestíbulo. Necesito irme de aquí. Necesito salir de esta casa.

No sé en qué momento he salido, pero de pronto estoy fuera. El aire frío no consigue que me calme, sin embargo. De hecho, me siento como si hiciera lo contrario. Justo cuando estoy cruzando el jardín, no puedo más y me caigo al suelo, intentando respirar. Tengo que apoyar la frente en la piedra, en busca de algo de frescor, para poder serenarme un poco.

Apenas llevo dos segundos ahí cuando noto que alguien se arrodilla a mi lado y me rodea un los hombros con un brazo. Ramson se inclina hacia mí y me dice algo con voz suave y, aunque ahora mismo no puedo entenderlo, consigue hacer que el nivel de angustia disminuya.

No sé si ha pasado una eternidad o unos pocos minutos cuando siento que puedo volver a respirar con normalidad. Sigo teniendo el brazo de Ramson alrededor y siento su mirada sobre mí. Aún así, no abro los ojos.

—¿Mejor? —pregunta él, al final.

No sé qué parte de esa simple palabra hace que reaccione de esa forma, pero siento que la angustia que acabo de sentir se sustituye en apenas un segundo... en rabia.

Me aparto bruscamente de él y me quedo sentada en el suelo, señalándolo. Ramson me mira, sorprendido.

—¿Qué...? —empieza.

—No me toques —advierto.

Veo que su expresión se crispa un poco, pero no dice nada. Solo me mira con cierta cautela.

—Vee... —empieza.

—No —no sé ni lo que quiero, pero ahora mismo no puedo soportar nada, me siento como si estuviera a un paso del abismo—. Solo... dime quién era la mujer del cuadro.

La reina de las espinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora