18 - 'El deseo prohibido'

193K 27.9K 110K
                                    

18 - EL DESEO PROHIBIDO

Penúltimo capítulo rrrr

Mientras Foster sube las escaleras delante de mí, aprovecho para poner una flecha en el arco y apuntar a la pared para sentirme superior conmigo mism...

—Quita eso de ahí antes de que te des en un pie.

Bajo el arco de golpe y le pongo mala cara a Foster. Ni siquiera me está mirando, pero casi puedo percibir que ha puesto los ojos en blanco.

—Lo tengo bajo control —protesto.

—Hace dos minutos no sabías ni cómo sostenerlo —me recuerda, abriendo la puerta del sótano y entrando en el vestíbulo.

—Bueno, pero ahora lo sé. Podría desabrocharte la camisa con flechas sin siquiera despeinarme.

—Sí, o podrías perforarme un pulmón.

—¡No voy a...!

—¿Qué hacéis?

Suelto un grito ahogado y, justo cuando Foster gira la cabeza, sobresaltado, mi primer instinto es apuntar con la flecha preparada en el arco.

Y termino apuntando directamente a la nariz de Ramson.

Él, que se acaba de plantar a mi lado, enarca una ceja y baja los ojos a la punta de la flecha antes de volver a subirlos hacia mí.

—¿Se supone que tengo que estar impresionado?

—¡No me des esos sustos! —me indigno, bajando el arco—. ¡Podría haberte matado!

—Sí, qué pena —murmura Foster por ahí atrás.

—Te he oído —Ramson le frunce el ceño.

—Era la intención.

Ramson le sostiene la mirada un momento más, enfurruñado, antes de volver a girarse hacia mí y examinar el arco con los ojos. Para mi sorpresa, no comenta nada sobre él.

—He estado buscando a Albert para que nos ayude —concluye en un tono más conciliador—. Tanto él como Vienna están desaparecidos. Según tu crío, han ido a buscar información. ¿Sabes algo?

—Pues la verdad es que...

—Dijeron que era mejor mantenerlo en secreto —me interrumpe Foster.

Estoy a punto de girarme hacia él, extrañada, pero me mantengo quieta cuando veo que Ramson lo examina con la mirada, desconfiado, y luego hace lo mismo conmigo.

—Claro —murmura al final—. He estado investigando por mi cuenta.

—¿Tienes algo? —pregunto enseguida.

—Poca cosa. ¿Y tú?

Dudo un momento antes de encogerme de hombros.

—Foster y yo descubrimos que Rowan ha sido quien ha estado haciendo que los chicos se marcharan de sus casas.

Ramson no parece muy sorprendido. Más bien parece estar analizando lo que acabo de decirle.

—Entonces, hay que ir a su casa.

—En eso estábamos —murmura Foster.

Y, para mi sorpresa, los dos se encaminan hacia el coche de Foster sin esperarme, por lo que tengo que seguirlos correteando. ¿Por qué demonios tienen las piernas tan largas?

Más molesta me quedo cuando Foster se sienta en el lugar del piloto y Ramson en el del copiloto, dejándome a mí sola atrás. Frunzo el ceño, dejo el arco a mi lado y me cruzo de brazos en el asiento del centro.

La reina de las espinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora