49. Paz en Medio del Dolor

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No sé cuantas horas llevo abrazada a Bruno en este sofá, lo único que sé es que él ha comprendido a la perfección que en estos momentos que él tan solo me abrace y me diga que todo estará bien —¿Tienes sueño hermosa? — me pregunta en un susurro y deposita un tierno beso en mi cabello.

—Si...— admito y si bien sé que en estos momentos debería sentirme feliz porque voy a ser mamá, sigo sintiendo culpa de todo esto que me está ocurriendo.

—¿Por qué no te vas a acostar y yo te preparo algo de cenar y te lo llevo a la cama? — me propone y asiento.

—¿Una sopa? — negocio.

—¿Quieres sopa? — me pregunta y sonrie.

—Es que no tengo mucha hambre... en realidad si como es solo porque...— intento decir, pero no me salen las palabras.

—¿Por el bebé? — termina la frase y una sensación extraña me recorre por dentro al escuchar esa palabra.

—Aha...— es lo único que respondo y me suelto de él.

—De acuerdo, te llevare una exquisita sopa a la cama en un momento— me dice y besa mi frente para después levantarse del sofá y ayudarme a hacer lo mismo.

Tengo muy claro que la vida de los dos va a cambiar mucho con la llegada de este hijo, es más estos planes no existían entre los dos y tampoco sé muy bien si él quiere o no ser padre... mi reacción lo hizo actuar de una manera que yo no esperaba y no tengo idea si lo que ha dicho antes es verdad o es simplemente un acto reflejo por como he actuado. Tampoco puedo decir que estoy aceptando la noticia con toda la felicidad del mundo porque simplemente mi sentido de culpa no se ha disipado completamente, pero estoy intentando asimilar todo esto que me esta ocurriendo de la mejor manera que puedo para no lastimar a Bruno. No quiero perderlo ni que piense que no me imagino una vida a su lado, es solo que las cosas entre los dos están ocurriendo de una manera que yo no puedo controlar y sumado al hecho de que en mi cabeza ni siquiera rondaba la posibilidad de volverme a enamorar, todo se convierte en un caos total.

Al entrar a la habitación, me quito mi ropa y sin poder evitarlo me quedo mirando mi figura frente al gran espejo que tenemos aquí. Observo cada detalle de mi cuerpo que tan solo lleva puesto la ropa interior, y sin poder evitarlo llevo mis manos a mi vientre —Voy a ser mamá— murmuro y es como que si quisiera convencerme de todo esto... —Perdóname, ¿sí? No es que no te quiera, es solo que no estaba preparada para tu llegada— le digo a mi hijo o hija y de repente veo a través del reflejo del espejo que Bruno esta parado bajo el marco de la puerta y me mira con una sonrisa tatuada en su rostro.

—Estoy seguro de que él o ella sabe que lo quieres— me dice haciéndome sonreír.

—¿Y tú? — pregunto mirándolo a través del reflejo y de inmediato camina hacia mi y me abraza desde atrás colocando sus manos sobre las mías.

—Yo también... ahora que sé lo que te ocurre, también estoy seguro de que lo quieres, perdóname por haberte hablado así hace rato, ¿sí? — dice y besa mi cuello.

—Y tú a mi por haber reaccionado así... tenía... tengo miedo— admito.

—Y yo, pero sé que vamos a poder estar a la altura de las circunstancias... tengo claro que no es algo que teníamos planeado en estos momentos, y que quizás no va muy bien con los planes laborales que tienes, pero te prometo que hare todo lo posible para apoyarte y que puedas continuar con tu trabajo y tus sueños— expone haciendo que en estos momentos la sonrisa más genuina de todas se dibuje en mi rostro.

—¿De verdad? — pregunto y asiente.

—Es una promesa— rebate y con su mano hace que gire mi rostro tan solo un poco para besarme ligeramente y me sonríe.

—Gracias por toda esta paciencia que me tienes— le digo un poco avergonzada y él se sonríe.

—Lo nuestro nunca ha sido fácil, pero no soy del tipo de hombre que se rinde tan fácilmente, y eso te lo le he dejado muy claro, ¿no? — me pregunta y le sonrió.

—Definitivamente no... y si no fuera por eso, no estaríamos aquí junto— reconozco y me giro para que quedemos frente a frente.

—Rocío, yo tengo muy claro que tu eres la mujer de mi vida... sé también que tienes tus miedos, y eso esta bien, forma parte de quien eres... solo quiero que seas feliz y que aceptes que tienes derecho a vivir tu vida. Sé que lo de Sebastián fue un golpe muy difícil para ti y que yo nunca intentare reemplazarlo, solo te pido que no te niegues la oportunidad de vivir y disfrutar de las sorpresas que te prepare la vida— me pide.

—Te prometo que lo intentare y daré lo mejor de mi— digo colando mis brazos por encima de sus hombros y se sonríe.

—Creo que me iré antes de que me distraiga más, yo solo venía a buscar mi billetera para ir a comprar caldo para la sopa... ya regreso, ¿sí? — explica como si nada y asiento.

—Te espero...—

—No me tardo nada y abrígate que este fresco para estar así— bromea y solo él puede darme la paz que tanto necesito en momentos como ese donde el caos emocional amenaza con robarme la felicidad que debería darme este momento junto a él. 

Mi Vecino, El Mujeriego [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora