57. Tic...tac...

2.9K 221 4
                                    

Dos semanas después

Todavía no puedo creerlo... este sábado es nuestra boda... Miro a mi alrededor y mi momento de asombro se ve empañado a causa de la cantidad de cajas que nos rodean y es que todavía no hemos terminado de desempacar todo. Hemos estado demasiado ocupados entre los preparativos de la boda y nuestros trabajos, eso sin contar que yo he estado haciendo mi propia investigación acerca de todo lo que necesito para abrir mi consultoría tal y como sugirió mi futuro esposo.

—¿Estás lista hermosa? — Me pregunta Bruno mientras guarda su celular en el bolsillo.

—Si, vayamos antes de que se nos haga tarde y sean tus padres quienes nos esperen a nosotros en el aeropuerto— Comento sonriente y rápidamente tomo mi bolso para que salgamos de la casa.

El trafico de Nueva York hace de las suyas provocando que lleguemos bastante cerca del horario de arribo de mis suegros, cosa que no hace tener que caminar con prisa desde el estacionamiento hasta el hall principal del aeropuerto y de esta manera tener que escuchar las indicaciones de mi prometido diciéndome que tenga cuidado, que no me vaya a caer, y no sé que tantas otras cosas más. Afortunadamente llegamos unos pocos minutos antes de que el cartel informativo de vuelos cambiara a "arrived" y con esto solo nos queda esperar a que ellos bajen y pasen por todos lo procesos de inmigración.

—Mi amor, ¿Qué tal si tomas asiento mientras tanto? — Me propone y la verdad es que es tanto lo cansada que estoy, que rápidamente acepto su oferta y me voy hacia una de las muchas sillas que hay aquí.

Observo desde aquí cada movimiento que hace mi prometido, y puedo notar no nervioso que está, supongo que es porque por primera vez sus padres lo verán siendo el hombre maduro que siempre quisieron que fuera. Pienso en el hombre que conocí tiempo atrás en Madrid, y no puedo creer lo lejos que parece todo aquello... Bruno definitivamente es otro, es responsable, cariñoso, respetuoso, y sabio a la hora de tomar decisiones, y cada vez que lo veo, me doy cuenta de que no me equivoque a la hora de fijarme en aquel hombre mujeriego que solía ser mi vecino, aunque claro, en aquel momento todo parecía mucho más complicado...

Lo veo haciéndome unas señas para que me acerque a él y rápidamente me levanto de la silla y me acerco —¿Ya llegaron? — Pregunto cuando llego a su lado.

—Allí vienen— Responde mientras los señala cuando aparecen del otro lado de la pared de vidrio.

—Se los ve felices— Murmuro.

—Me caso, es algo que nunca imaginaron que sucedería, asique si... están felices— Bromea y en medio de nuestras risas cómplices, ellos cruzan la puerta y rápidamente caminan hacia nosotros —¡Hijo! — Exclama Sandra y se acerca a él para abrazarlo con todas sus fuerzas.

—Rocío, que bueno verte de nuevo— Me dice mientras tanto su padre.

—Lo mismo digo señor, bienvenidos— Lo saludo y una vez que su Sandra suelta a Bruno, me saluda a mi.

—Hija... ¿no te molesta que te llame así? ¿no? — Me pregunta preocupada y niego.

—Para nada, ya somos casi familia— Digo muy segura y se sonríe.

—Lo somos...— Murmura y me observa —Ya se nota un poco— Comenta refiriéndose al embarazo y sonrió.

—Son dos, quiero pensar que es normal que sea así, ¿no? — Cuestiono un poco nerviosa y ella se sonríe.

—Claro que es normal, te ves hermosa— Me halaga.

—Muchas gracias—

—¿Les parece si vamos? Es que los padres de Rocío nos esperan para cenar— Propone mi prometido.

—Por supuesto, vamos— Acceden sus padres y tanto él como Ezequiel caminan delante de nosotros muy entretenidos en su conversación mientras que Sandra y yo hacemos los mismo unos pasos más atrás.

—Hija, quería agradecerte mucho todo lo que has hecho por Bruno, y por supuesto por amarlo de esa manera a pesar de que no era un hombre sencillo de entender— Me dice su madre haciéndome sonreír.

No, no me tiene que agradecer nada, en verdad soy muy feliz de amarlo y de que él me ame a mi... creo que al principio no comprendía porque el destino nos había juntado, pero poco a poco lo comprendo y me doy cuenta de que ha sido el mejor acierto de mi vida; nos rescatamos mutuamente. — Le confieso.

—El amor se trata de eso... de rescatarse el uno al otro— Me comenta su madre y tan solo puedo sonreírle porque no podrí definir nuestra relación de una manera mejor que esa. 

Mi Vecino, El Mujeriego [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora