séptima parte

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Las semanas habían pasado bastante rápido, Samuel seguía buscando al enmascarado, pistas de su ubicación o alguna de su identidad.

Esto último lo tenía un poco intrigado.

Camino entre la multitud de la comisaría, había aumentado personal en los últimos días, y entonces aminoro su paso cuando ya estuvo cerca de un pelinegro.

- Señor, hemos conseguido la placa - habla un chico, quien le extiende una pantalla al contrario, que brilla con las iniciales de una placa de auto.

- Gracias, Fernández. Buen trabajo - agradece Alex, el oficial se retira antes de asentir, y Samuel garraspeo. - Oh... ¿Qué tal, Vegetta? - inquiere, cuando nota la presencia del contrario.

- Como siempre, Alex - responde con sencillez. - Veo que controlas muy bien a los aprendices, eh - el contrario asiente y lo mira unos segundos antes de centrar su mirada en la pantalla.

- Soy la hostia, hombre - dice. - Algunos de los practicantes, irán a vigilar el callejón ese - Samuel asiente, y el pelinegro voltea, para dejar a un lado la tableta y cuando mira al ojimorado. - ¿Pasa algo? Jamás vienes por que sí. Ahora dime, anda.

- ¿De qué vas, macho?

- Eres muy fácil de leer, Samuel - insiste, cruzando ambos brazos entre sí.

- Mhm... - responde. - Sólo vine para tomar aire, tengo un dolor de cabeza que flipas, chaval

- Hombre, normal, ya estás envejeciendo, macho - continúa, posando su mano en el hombro del contrario, quien frunce el ceño en su dirección.

- Ya... en fin, - habla. - me iré a casa, hoy me tomaré un pequeño descanso. - explica, arreglando las hebras de su cabello hacia atrás, Alex da unas cuantas palmadas antes de alejar su mano de su posición.

- Vale, entonces, yo le diré al jefe, no te preocupes. - habla. - Te cuidas, y no olvides las medicinas, abuelo - despide, provocando la mirada sería del ojimorado sobre el. - camina, ya macho, fuera.

Samuel carcajeo suave antes caminar hacia la salida, y emprendió camino a su auto, mientras tanteaba las llaves en su bolsillo. Fue cuando vio ese callejón, que no estaba custodiado por ningún guardia, todavía.

Quería ir hasta allí, aún no sabía el porque, pero tampoco supo porque sus pies se movieron por si solos, no cayó en cuenta porque estaba cruzando la calle, ni cuando estaba en el callejón... esperando algo, que probablemente no llegue.

- Ya era hora, macho... - se queja una voz a sus espaldas, con ese tono que el mayor extraño escuchar, Samuel no lo admitiría. - Con tantos oficiales siguiendome el culo, no podía ir a verte sin que me pillen

Y se había equivocado, el peliblanco siempre llegaría.

- No dejaría que otro oficial te atrape, - responde finalmente. - yo quisiera tener ese privilegio, ¿Sabes? - cuestiona, su tono lleno de burla.

- Ci. - confirma, entonces se toma el tiempo de repasar de arriba a abajo el cuerpo del ojimorado, que aún seguía de espaldas. - Lindo trasero, por cierto - halaga, y Samuel recordó porque lo consideraba un criminal mucho más molesto que los otros, y volteó.

- Menudo tontito estas hecho, macho - se queja, y el peliblanco se encoje de hombros.

- Me lo dicen seguido... - murmura, y compartieron una risa por lo bajo, hasta que el peliblanco hablo. - Bueno, escucha, que te traigo noticias salseantes, De Luque

Samuel pudo notar emoción en la voz del peliblanco, pero ya tenía una mano puesta sobre su arma, no se fiaba nada de las palabras del contrario.

- Me lo puedes decir tras las rejas, chaval - objeta. - se te hará más fácil, nuestras celdas son cómodas te encantará seguro. - comenta, ambos brazos cruzados sobre su fornido pecho.

Rubén había escuchado eso tantas veces que, para el, era como el desayuno por la mañana.

- Me sirve, pero, ¿Qué te parece si me acompañas a la celda y hacemos cosas sucias por las noches? - pregunta, alzando suavemente su máscara, dejando ver su sonrisa, Samuel ya estaba irritado.

- Como te gusta el bobeito... - se queja, apretando los puños entre sí y entonces el peliblanco se acerca a pasos quedó, mientras suelta una suave risa.

- ¿Y entonces escuchará lo que tengo para decirle? - inquiere. - puede que le interese. - avisa, quedando frente al ojimorado, sin señales de defensa.

Y Samuel sabia que lo podía atrapar, sabia que podía mandarlo a prisión ahora mismo, entonces... ¿Porque no se podía mover? ¿Porque su cuerpo no dejaba que acabará con todo esto?, y de su boca salió un "Habla". Quería escuchar lo que tenía que decir el peliblanco.

Rubén sonríe triunfante, y se endereza en su posición. - Tengo la ubicación de uno de los ex criminales más buscados, - explica. - Auron, si vamos a ser específicos. 

Antes de que Samuel ascendiera a oficial en cubierto, Auron era uno de los criminales del que se hablaban en todos los noticieros, en ese entonces el no podía hacer nada más que multar autos, pero por su cuenta comenzó a investigar sobre el caso.

No logró buscar más, porque habían dado el caso por olvidado, Auron no volvió a nombrarse, había desaparecido por completo. Y si el criminal frente a el, hablaba del mismo Auron, entonces podría atrapar a un pez gordo.

- ¿Que quieres a cambio de información?

- Un favor.

Saldría de un lío, y se metería en otro, No confiéis en un criminal, jamás son de fiar. Esas palabras resonaban en su mente, pero no las quería escuchar.

- ¿Favor? ¿Qué favor? - pregunta, su tono parece desesperado, el contrario ríe. - deja de reírte, cabezón, que esto es serio.

- Jo... Es que te veo muy alterado De Luque, que me causa ternura - explica, Samuel tiene que suspirar, para mantenerse tranquilo. - y bueno sobre el favor... se lo diré con el tiempo, oficial.

A la mierda todo, no iba aceptar eso, pero tampoco tiene otra opción, si le dice a los otros oficiales sobre lo que descubrió, iban a caer en cuenta sobre sus encuentros con el criminal... pero no estaba obligado a cumplir con el trato del peliblanco, ¿No?

- Vale, aceptó tus condiciones.

- Perfecto, buena decisión, De Luque - sonríe sin mostrar los dientes, y coloca su máscara, tapando su barbilla, que antes estaba expuesta. - Hay que preparar un plan y toda la pesca, pero eso te lo dejaré a ti, De Luque - Samuel contiene un suspiro.

- Espera, ¿Que? ¿Trabajaremos juntos? - pregunta. - Eso no habías dich~

- Vamos a meter a prisión a mi mejor amigo, claro que estaré presente. - interrumpe, obviando el tono que usa, Samuel abre los ojos de par en par antes de ver como el criminal se alejaba poco a poco.

En que se había metido...

The criminal - Rubegetta AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora