segunda parte

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- El Bromas... - vuelve a repetir Samuel, pasando una hoja de la delgada carpeta. - ¿Sólo tenemos esto? - inquiere frustrado.

- Hombre pues eso es lo que está en los antecedentes, ¿no? - cuestiona, Samuel suspira, peinando hacia atrás las hebras negras de su cabello. - Pero a mi su nombre me flipa, eh - Dice riendo.

Y Samuel descubre que no puede tener un amigo más tonto, toma por última vez la carpeta: sabía que su "nombre criminal" era El Bromas, sus últimos robos una tienda de chuches y una joyería, sospechoso de traficar, y es conocido porque jamás lo han logrado atrapar.

Luego de sus últimos robos no se lo volvió a ver jamás, pero cargamentos siguen llegando y aquel criminal era uno de los sospechosos.

- Esto es un caso perdido. - finaliza, recostandose en su puesto, una de sus manos acariciando su cien.

- Bueno, - dice. - Samuel De Luque se rindió, ¿No seré ahora yo el mejor oficial en cubierto? - inquiere con burla, Samuel le dedica una mirada sería.

- No seas tontito, Alejandro - se queja, volviendo a su compostura. - No ayudas mucho, para que lo sepas - acusa.

- Que yo hago lo mejor que puedo, ¡Y así me agradeces! - exclama con un tono dramático, Samuel ríe. - Joder que buen amigo - dice reteniendo una risa.

- Eh, esa boca - acusa, y entonces Alex pudo reír a carcajadas.

- En fin, me voy, que también soy alguien ocupado - asegura, poniéndose de pie, y Samuel lo imitando sus acciones.

Con un apretón de manos Alejandro abandona la habitación, entonces Samuel suspira, mirando con severidad la delgada carpeta, extiende su mano y saca todas las hojas que contiene está.

Camina hacia un pequeño muro, decidido, pega cada una de las hojas en el, se aleja pequeños centímetros y se dispone a analizarlas.

Él sabía que era un caso difícil, claro que sí, pero quería hacerlo, quería demostrar que en le puesto que está ahora, lo merecía, todos esos días estudiando para ser un buen oficial, no fueron en bano.

Antes de seguir mirando las hojas, y anotar indicios en su libreta, se le ocurre algo en lo que no había pensado antes.

Samuel toma su chaleco y guarda su arma, mira por última vez la carpeta: "Te voy arrestar... es una promesa" pensó para sí mismo, dejando a la carpeta tirada en el escrito en medio del cuarto ahora vacío.

[...]

Samuel suspira, no supo en que momento ya estaba frente a la joyería, último lugar donde aquel delincuente hizo el robo, aferró con fuerza su mano contra su placa antes de entrar al lugar. Esperaba conseguir la información que necesitaba, era su última salvación.

- Buenos días - Saluda, la mujer alza la mirada y sonríe.

- Buenos días señor, ¿Puedo ayudarlo en algo? - inquiere, entonces Samuel  saca su placa.

- Soy un oficial en cubierto - explica, la mujer se enderereza, sólo se limita a mirarlo. - Vengo por un poco de información sobre el último robo, ¿Creé recordar algo? - cuestiona.

- Oh, como olvidarlo... fue uno de los robos más raros - responde, el ojimorado frunce el ceño, extendiendo su mano hacia su bolsillo, toma su libreta y se dispone a escuchar. - Bueno, en si no fue un robo como tal,  el criminal había robado una pieza no tan costosa - explica.

- ¿Qué fue lo que robo? - inquiere, escribiendo en su libreta los puntos más importantes.

- Un collar de plata - responde. - pero lo devolvió tiempo después - suelta la mujer.

Entonces Samuel para de escribir, y mira a la mujer con el entrecejo fruncido. - ¿Cómo? - inquiere.

- Como lo oye, el ladrón realmente no robo nada - murmura.

- ¿Y porque no informó esto a la policía? - Cuestiona, entrecejando los ojos.

- Bueno - dice, alargando la última sílaba. - Cuando iba a llamar a la policía ya era demasiado tarde, y el "Ladrón" ya había escapado - explica.

Entonces Samuel asegura para sí mismo, "Esto es un caso perdido" no quería creerlo, pero, ¿Un ladrón devolviendo lo que robo? ¿De forma voluntaria?

Samuel De Luque, uno de los oficiales más respetados, trabajando de oficial por cuatro años, encontrándose todo tipo de casos, pero no uno como ese, no uno donde parecía que todo iba de mal en peor.

- Gracias por la información - Dice, camina fuera de la joyería, dejando que la chica pueda suspirar con alivio.

Quien mira como el ojimorado sale corriendo de la joyería, enfurfuñado, de la que se había salvado.

The criminal - Rubegetta AUWhere stories live. Discover now