octava parte

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Tendría un cita... y no hablaba de una cita, como esas películas románticas, donde todo parece ir bien, no, el hablaba de una cita ilegal, iba a tratar con un criminal. Esa era la diferencia.

Junto los papeles sobre la mesa y los archivo en una carpeta, había recibido suficiente información, que el peliblanco le había dicho, como para crear un plan perfectamente sencillo, y aunque no quería aceptarlo, el bromas ocupada la mayor parte de este.

Entonces sus ojos se detuvieron en una carpeta, entreabierta, de los antecedentes de el de máscara, ahora sabía más cosas de el, no tantas para decir que son amigos, pero las suficientes para rellenar las hojas vacías de la carpeta. Mientras escribía, sintió su móvil vibrar desde su bolsillo y contesto.

- ¿Hola? - espero un la línea por un rato, hasta que escuchó ruidos demasiados extraños, para ser de un persona, y una voz.

- De Luque~ - responde, del otro lado de la línea, Samuel no respondió después de unos minutos. - Me sigue molando tu apellido, macho, es la hostia

- ¿Cómo conseguiste mi número? - inquiere, levantándose de su puesto, para caminar hasta su ordenador.

- Tengo mis contactos... - especta. - también me asegure de comprar un nuevo móvil, por si lo rastreas o esas cosas que los oficiales hacen, seiscientos de IQ - se halaga, y el ojimorado dejo de teclear.

- Como un niño pequeño... - murmura, y la queja del peliblanco se escuchó en la llamada, Samuel dejó el estrés de lado y se dejó ir, riendo a grandes voces.

- Y bien, ¿como vas con el plan, Triple siete?

- ¿Triple siete? Como sabes~

- Bueno escuche a tu amigo decirte Vegetta, y me gustó - se excusa, Samuel retenio un suspiro antes de hablar.

- Tú, tontito, ¿Me has estado espiando? - inquiere, mirando toda su oficina, con el miedo de encontrarlo, pero, eso sería mejor para el, ¿No?

- Claro, De Luque, tengo que estar atento para ver si no me traicionas, tu me entiendes, guapi - comenta, el ojimorado bufa y se vuelve a sentar en su puesto.

- ¿Yo traicionarte? Hicimos un trato, chiqui - contraataca, al peliblanco se le erizo la piel.

- Buah Triple, el apodo me puso, eh - advierte, el mayor carcajea un poco, entonces camina hasta la puerta de su oficina y la cierra, sin antes percatarse si no hay nadie cerca.

- Yo podría ayudar con eso... - insinúa, recostandose en la puerta, Rubén ríe sin abrir la boca.

Que pensasteis, eh guarretes

- Demasiado bueno, para ser real - responde finalmente el peliblanco. - Me ilucionas y luego te vas, no sabías que eras de esos, Vegetta

- Ya... Puedo ser muchas cosas, cosi

Rubén sonríe, unas de esas sonrisas donde se forman pequeños hoyuelos, agradecía que el ojimorado no lo viera, pero en verdad disfrutaba de su compañía.

- Venga Vegetta... me piro, tengo cosas ilegales que hacer. - tomó una pausa antes de seguir hablando, - no creo que me detengas... tenemos un trato, ¿No?

- Si si, no te fíes, tanto - advierte, realmente no quería que acabará la conversación.

¿Qué? Hablaba de un criminal, ese era el resultado de no dormir. Quería convencerse de que era así.

- Venga, hasta luego, De Luque. - finaliza la llamada, Samuel sólo escucha el pitido, en el silencio de su oficina, sólo.

¿No se estaba encariñando mucho? 

The criminal - Rubegetta AUDove le storie prendono vita. Scoprilo ora