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33. Medianoche

Amber

—No puedo creer que te hayas cortado el cabello —murmuró por decima vez mi madre. Al parecer no le gustaba mucho el cambio de look, pero como siempre, decidí ignorarla.

¿Por qué les costaba entender que solo era cabello?

—Bueno, yo creo que te ves muy bien —dijo la señora Carson.

A lo que sonreí como respuesta.

Cenar con la familia Carson en noche buena no era algo que esperaba hacer, pero según la explicación breve que me dio Oliver, estábamos cenando todos juntos porque aquella fiesta de celebración sobre la empresa Scott no se había podido realizar debido a imprevistos que habían surgido. Así que, mi madre sugirió que cenáramos juntos. Lo cual... no me molestaba, pero me ponía incomoda. Es decir, mi madre aún no sabía que yo... bueno, que tenía algo más que una simple amistad con Oliver. Así que, no sabía cómo se lo tomaría el día que, lo mío con Oliver se oficialice.

—Si... me permiten —comenzó a decir el padre de Oliver—. Quisiera agradecerte Clara, por criar una jovencita tan buena como lo es Amber. Que se haya cortado el cabello para apoyar a Oliver ha sido... una acción muy honorable.

Mi madre la observó confundida.

—No lo entiendo, creí que solo les agarró un ataque de rebeldía. ¿Qué me ocultas, Amber? —me reprochó.

Vale... poco duró su buen humor.

—No, señora Scott. No fue un ataque de rebeldía, Amber... Amber me ayudó a entender que por más que pierda mi cabello debido al Temia seguiré siendo el mismo —aseguró Oliver, con una sonrisa.

Mi madre comenzó a rascarse la nuca, nerviosa, para luego tomar su copa de vino y beberlo de un trago.

—Cielo santo, ¿Temia? ¿Desde hace cuánto? —preguntó mi madre.

—Desde los nueve —dijo Oliver.

—Lo siento mucho, yo no... —pasó de mirar a Oliver, para luego mirarme a mí—. Me enorgulleces, hija.

Aquellas palabras fueron como una caricia al alma, que ella me dijera que estaba orgullosa de mí era... increíble. Y, no pude hacer más que sonreír.

Pero justo cuando estaba por tomar mi copa para calmar mi sed, un golpe en seco proveniente de la puerta principal nos silenció a todos.

—¿No que Penny vendría pasada la medianoche? —indagó mi madre, poniéndose de pie.

—Eso dijo —respondí, encogiéndome de hombros. Mientras veía a mi madre desaparecer por el pasillo. Yendo a abrir la puerta.

Por un momento, realmente había creído que sería Penny. Pero no lo fue. En cambio, tras oír la puerta abrirse y, una par de voces, se escuchó un fuerte ruido. Del cual nos hizo percatarnos a todos, así que Eleanor, el señor Carson y yo, nos asomamos hacia la puerta.

Edición limitada [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora