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Matthew

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Matthew

«Lo siento, no tenía ánimos para hablar. Si no mal sé, las prácticas para atletismo son mañana. Así que, no podré aceptar tu invitación. Lo siento»

Había estado horas esperando su respuesta ante mis mensajes, así que la decepción me arrasó cuando leí su respuesta.

¿Me rechazó una cita? Me rechazó una cita.

No quería insistir y quedar como un pesado. Tampoco quería que viera que me afectó, así que mi mejor opción fue: no responder.

Sonaba egocéntrico pensar que nadie nunca me había rechazo, quizá porque siempre estuve con chicas que venían a mí.

Apestaba ser el rechazado, lo peor era que Bella seguía hablándome y yo, como todo idiota, la ignoraba.

—Matt —murmuró Oliver—. ¿Me pasas la D?

Bufé y le mostré mi examen disimuladamente.

Estábamos en plena evaluación y yo pensando en Amber. O más bien, en su rechazo.

La clase pasó entre silencios y susurros de Oliver, tratando de copiarse de mi hoja. Era extraño que nunca nos hayan descubierto, considerando los murmullos pocos disimulados de Oliver. Porque a pesar de que él era el que mejor nota sacaba, había días como hoy, que se olvidaba del examen y me tocaba dejar que se copie. Aunque siempre terminabamos desaprobando.

Teníamos que cambiar de clase, así que me dirigí a mi casillero en busca de mi cuaderno de biología.

Frené en seco cuando la vi, lucía diferente. Vestía el buzo de Oliver y unos jeans sueltos, junto con unos tenis blancos. Su cabello estaba recogido en una cola despeinada.

—Hola —saludé al tenerla al lado.

Abrí mi casillero e intercambie los cuadernos.

—Hola —dijo en voz baja.

Busqué su mirada, pero no me miró a los ojos en ningún momento. Aún así, noté ojeras debajo de sus ojos y sus labios más secos de lo habitual.

Iba a preguntarle qué le sucedía, pero la voz del friki me frenó.

—Te ves horrible —masculló.

Amber bufó de mala gana y cerró el casillero con más fuerza de la necesaria.

—¡Estoy hasta los ovarios de tus comentarios innecesarios! —exclamó Amber, girándose para enfrentar a Chuck —. ¡¿Cuál es tu problema?!

Los ojos del friki se abrieron con exageración, como si estuviera sorprendido por la reacción de Amber.

Yo ya le hubiera propinado un buen puño en el ojo.

—Tranquila, fiera. Solo fue un comentario, de hecho hoy vengo en son de paz.

Edición limitada [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora