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37. Conversaciones importantes

Amber

Había comenzado a morderme las uñas inconscientemente, a la par que caminaba por todo el pasillo. Estaba actuando como una paranoica, pero en mi defensa, es que estaba muy nerviosa.

Hacía días nos habían citado, bueno, habían citado a mi hermana para que se presentase, junto a su abogado, debido a la demanda que ella hizo contra su ex novio. Así que, habíamos venido prácticamente toda la familia. Bueno, Eleanor, mi madre y yo. Aunque, claro que al ser menor de edad y, no tener por qué estar, no me dejaron entrar. Así que solo me quedé en los pasillos, ansiando de que todo salga bien. O al menos, a favor de Eleanor.

Había asientos por todos lados, al igual que cuadros y algunas masetas con plantas como decorativo. Pero nada lograba tranquilizarme, hasta que tomé asiento y mi móvil vibró, había recibido un mensaje de Oliver.

«¿Cómo estás? ¿Puedo llamarte?»

Tecleé un rápido «sí» y en instantes Oliver me marcó.

—Hola —saludó.

—Hola...

—¿Qué tal todo? ¿Tienes noticias? —preguntó curioso.

Pero la verdad era que, yo estaba muriéndome de la intriga.

—No, nada de nada —mascullé.

—Lamento no estar ahí, pero... la cita con el médico era importante —murmuró.

A lo que sonreí triste, aunque él no pudiera verme.

—No tienes que disculparte, Iver. Entiendo tu situación, además no tenemos que estar siempre juntos.

Oliver suspiró.

—Pero te extraño —susurró, logrando que me sonroje.

Jamás alguien me había dicho que me extraña, lo cual me provocó cierta sensación... ¿placentera, tal vez?

Que me extrañara me hacía sentir inconscientemente importante. Aún así, no le di el gusto de admitir que yo también lo hacía. Seguía buscando la estabilidad entre tener una buena relación y a la vez, ser independiente. No quería que mi vida gire en torno a él, ni que su vida gire en torno a mí. Eso no era justo para nadie.

—Sé que no es fácil ir tú solo, pero pronto ya no tendrás que ir —dije, un poco deseando de que así sea.

—Sí... el doc dijo que con suerte, el año que viene ya estaré sano y podré volver tener mi antigua vida —comentó en tono alegre—. Bueno, con la diferencia de que tú estás en ella.

Solté una risita nerviosa.

—¿Qué te sucede hoy? Estas demasiado meloso.

—¿Ya no me quieres verdad? —se quejó, fingiendo sollozar.

Edición limitada [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora