(24)

7.4K 993 385
                                    

24. OLVÍDALO

Penny había ido por mí, sin ningún inconveniente. Mamá solo me enviaba mensajes de texto, diciéndome que Eleanor estaba mejorando poco a poco. Nunca me dijo qué le pasó, realmente sentía que había algo que me ocultaban.

Por otra parte, Paula había dejado de venir a clases. Algo que me hizo ruido, intenté contactarme con ella por alguna red social, pero no lo logré. Las cerró a todas. Pero claro, como era de esperar aquellos chicos siguieron como si nada.

—Señorita Scott —me llamó la profesora, con mala cara—. Le pregunté algo.

Rayos.

—Lo siento, no estaba prestando atención —admití mirando a mi alrededor, la mayoría de miradas se centraron en mí por un momento. Aunque el resto solo estaba escribiendo con la cabeza gacha.

Excepto Calvin y Chuck, quienes se susurraban animadamente. Últimamente andan demasiado juntos.

—Últimamente ya no la reconozco —comentó con decepción—. Vaya a la dirección, espero que una llamada a su madre mejore su desempeño.

Asentí, recogiendo mis cosas, para luego echarle una última mirada apenada, y salir de allí.

Caminé a paso lento, pensando en qué iba a decirle al director. Era la primera vez que me mandaban a dirección, así que... ¿qué debía decir?

«Vengo porque mi rendimiento académica bajó y la profesora quiere que llamen... ¿a mi madre?»

Vale, eso sonaba muy patético.

—¡Oye, Amber! —la voz de Matthew acaparó mis oídos, me di la vuelta y allí estaba. Parecía agitado.

—Hola —dije sin ánimo.

Matthew trató de regular su respiración y soltó:

—¿Por qué me ignoras?

Esa pregunta fue... como si me impresionara saliendo de él.

Es decir, ¿por qué estaría tan interesado en ello?

Hasta hace no lo sé... ¿un mes? Estaba loca por él y era como si hubiera estado hechizada durante un largo tiempo. Pero ahora, ahora tenía cosas más importantes en qué pensar para dejarme llevar por las hormonas.

—No te ignoro, solo tengo cosas qué hacer —respondí, comenzando a caminar hacia la dirección, pero Matthew me siguió. Y eso comenzaba a molestarme un poco.

—Pero... eso haces. Y te recuerdo que tenemos algo pendiente —comentó sonriendo maliciosamente—. Una propuesta indecente que no pude rechazar y que, justo ahora me gustaría acceder a ella.

Frené en seco.

Tratando de no estallar, porque el simple hecho de su sonrisa y su manera de decir propuesta indecente, no me gustó en absoluto.

—No tenemos nada pendiente, lo que dije fue una estupidez guiada por nervios y hormonas —mascullé—. Y no rechazarás nada porque esa propuesta indecente —dije haciendo énfasis en indecente— ya no existe.

Matthew frunció el ceño.

—Pero me lo debes, te pedí una cita. Jamás pido citas ¿sabes lo que significa eso? —indagó.

Pero no respondí, realmente no podía creer en la situación en la que me encontraba. ¡Como si pedir una cita fuese algo fuera de lo normal! ¡Yo misma le había pedido una!

—Creí que teníamos algo —murmuró tomándome del brazo—. ¿No significó nada para ti?

Suspiré de mala gana.

Edición limitada [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora