IV : Bitter Reunion

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¿Entonces al fin hablaste con ella? — Cuestionaba un curioso Minho a su hermana que conducía de camino a casa, iban solos pues Nina había salido con Ryujin, claro que antes se despidió de sus adorados hermanos como siempre.

La chica sonrió levemente al recordar su curioso encuentro con la coreana. — Puede decirse que hubo la comunicación, crucial.

Así que leíste su mente. — Dedujo el castaño.

Y después de asentir tranquila Mina volvió a hablar. — Por eso necesito hablar con Mamá. — Agregó ejerciendo más fuerza en su agarre sobre el volante dejando en evidencia su frustración.

Lee Know por su parte solo rió. — ¿Ahora si le crees? — Se burló.

Mina lo miró con el ceño fruncido por un segundo. — Callate. — Respondió negando antes de pisar más fuerte el acelerador.

Y al notarlo el menor solo vivió a reír. — Que bueno que somos inmortales. — Bromeó antes de quedarse callado el resto del camino, que gracias a la velocidad del auto no fue muy largo.

Si había algo que odiara la pelinegra era tener que aceptar sus errores y tener que pedir disculpas, era por eso que se cuidaba muy bien de equivocarse, pues entre la presión que se ponía a si misma unida a la que le generaba el pertenecer a una especie tan orgullosa, pedir perdón era considerado bastante humillante.

Por eso cuando entró a la casa, llegó frente a su madre y se agachó apoyando su cuerpo sobre una de sus rodillas con la cabeza gacha como muestra de su arrepentimiento. Pero al verla, y sabiendo lo mucho que a su hija le costaba hacer eso, la castaña mayor se agachó frente a ella y la abrazó dejando un beso en su frente.

Todo este tiempo tuviste razón madre, y me disculpó por dudar de ti. — Susurró en medio de su abrazo.

— Estoy orgullosa y feliz de escuchar eso. — Confesó Sachiko acariciando sus mejillas mirándola con cariño. — Pero no te preocupes, no volverá a suceder, te lo aseguro. — Dejo un beso en su mejilla acariciando su cabello. — Mi bebé.

Mina desvío su mirada antes de suspirar. — Aún tengo muchas preguntas sobre este tema, madre. — Susurró cabizbaja.

Y la castaña no pudo estar más orgullosa de ella. — Lo sé pero ese fue un excelente comienzo. — Apoyó mientras Mina volvía a mirarla curiosa. — Si ambas tuvieron el mismo “sueño” esa es la primera de las señales. — Agregó volviendo a abrazarla escuchándola suspirar en su pecho ya que no tenía más opción que confiar en ella.

Y esa fue la primera noche que Mina después de mucho tiempo se dirigió a la casa de la coreana y la vió dormir mientras la luz de la luna azul brillaba sobre ella, hasta que salió junto a su padre y sus hermanas y sin demora volvió a su casa.

¿No es algo tarde para un paseo nocturno? — Escuchó la voz de su padre al llegar frente a su casa.

Apenas había puesto el pié en el primer escalón de la entrada por lo que con las manos en su chaqueta se volteó levemente encontrándose con los brillantes ojos azules de su progenitor. — No cuando tienes más de 150. — Bromeó sonriendo un poco. — Hola.

Hablé con tu madre. — Dijo el pelinegro caminando hasta ella posando una mano en su delgado hombro.

Mina lo miró entre sorprendida y asustada, jamás había tenido problemas en hablar sobre cualquier cosa con su papá, pero este tema de los soulmates era diferente, y no entendía el porque. — ¿Y todo bien?

Akira asintió. — Ven conmigo, hay algo que quisiera mostrarte antes del amanecer. — Se separó de ella haciendo ademán para que la siguiera al bosque por lo que ella obedeció, perdiéndose entre su oscuridad.

Soulmate Dream || JeongMiWhere stories live. Discover now