XIII : Warmth Inside

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Y fue gracias a un accidente que ninguno pudo evitar, que cada uno de los caminos de estos chicos se unieron, cruzando sus historias, revelando sus secretos y haciendo caer sus mascaras.

...

El lunes en la mañana, el pelinegro llegaba al instituto con su habitual bolso gigante cargando algún tipo de implemento para sus practicas deportivas y, por insistencia de su padre, su defensa contra lo sobrenatural.

Nunca había logrado entender el odio que este tenia hacia la especie vampírica, pero sin duda no se atrevería a contradecir una de sus ordenes, con el tiempo no solo había aprendido todo lo relacionado con defensa personal contra todo aquello que lo superara en fuerza y velocidad, y con un par de brillantes colmillos sobresaliendo de su boca, también había aprendido que si tenía algo que temer era el carácter de su padre.

Caminaba con calma hasta la zona de los casilleros tarareando una canción, con una de sus manos en el bolsillo de su sudadera blanca y la otra sujetando la correa de su bolso sobre su hombro, la mañana prometía ser tranquila, y como cada día asistiría a sus clases y luego a sus practicas para llegar a casa y pasar tiempo con su padre y alguna de sus lecciones, o eso es lo que pensó el pelinegro que pasaría, hasta que él apareció.

El castaño de apellido Myoui y que estaba seguro de que era el único que había logrado acelerar su ritmo cardiaco a pesar de jamas haber cruzado una palabra, pero estaba seguro de que en más de una de sus clases la intensa mirada que sentía sobre él, venía de su parte, aunque tampoco tuviera prueba de ello más que la advertencia de su compañero Han, pues era casi imposible que el joven más popular e insensible del lugar, mismo por el que todos suspiraban, estuviera interesado en alguien tan común como él.

Aunque con un secreto que dijera todo lo contrario, pero aún así, si alguien llegara a enterarse de que era hijo de un cazador de vampiros no sólo seria tildado de loco, sino que estaba convencido de que sería rechazado por todos al instante.

Con toda la calma que pudo, llegó hasta su casillero y giró la pequeña rueda para ingresar su clave sintiendo su cuerpo temblar al tener al castaño a unos metros de él, tan serio como siempre, y tan radiante como nunca.

Chan sacudió su cabeza rápidamente alejando su mirada de el japonés antes de volver su atención a los libros frente a él y cerrar el casillero listo para seguir con su monótono día al lado de sus amigos y sus bromas entre ellos.

Minho pasó por su lado con sus dos libros de notas en su mano izquierda, jugando con su delgado bolígrafo negro entre los dedos de su mano derecha, como si el resto del mundo le diera igual, como si el pelinegro en específico le diera igual, cuando era todo lo contrario.

En su mente sus pensamientos lo estaban torturando como nunca y sus deseos de hablarle y dejar de lado todo lo que los separaba empezaban a ser insoportables, por suerte cierta coreana de sonrisa adorable apareció frente a el, más feliz que nunca, y por su puesto que no dudó en saludarle.

¡Hola Minho Oppa! Dijo una energética Nayeon colgándose de su brazo.

Hola Nayeonie ¿Como estas hoy? — Preguntó él sonriendo.

Como tenían las mismas clases, caminaron juntos por el pasillo, apenas habitado de algunos estudiantes ignorando por completo los comentarios curiosos.

Muy feliz ¿No se nota? Contó la coreana deteniéndose frente a el de repente obligándolo a detenerse también.

El castaño la miro con una ceja elevada, una típica expresión de su Noona cuando algo le parecía difícil de creer. — Seguro que si ¿Pero a que se debe? No me digas que ganaste algún concurso de belleza de los que tanto te gustan. — Bromeo ganándose un leve empujón en su hombro de parte de Nayeon.

Soulmate Dream || JeongMiOnde histórias criam vida. Descubra agora