Ocho|助けて

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助けて

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助けて

—Hablemos, Aki. Cambiemos el tema. Necesito saber más de ti para saber qué está pasando y quién eres.

—Pero eso... es imposible... yo...

—Tal vez algo de tu relación con Hawks tenga algo que ver.




Su respiración agitada. Su grave voz acercándose cada vez más a ella, queriendo ensimismarse. Estaba escéptica, aturdida, asustada. Esperaba sentir el peso de aquel hombre sobre ella en cualquier momento; su corazón latía una y otra vez, más rápido, más fuerte. Cerró sus ojos y se hizo bolita en su lugar, aguardando por lo que sea que tuviera que pasarle. Se extrañó, pues al cabo de unos segundos no pasó nada; solo escuchó un golpe seco contra la pared y después otro en el suelo. El corazón lo tenía en la garganta, una fina capa de sudor frío la cubría. Las lágrimas bañaban sus mejillas. Dio un salto brusco en su lugar al sentir el toqueteo de una mano sobre su hombro, resolló y cerró los ojos con más fuerza, negándose a voltear.

—Hey, ¿estás bien?—una voz grave, diferente a la de aquel hombre llegó a sus oídos. No se inmutó, se quedo acurrucada en su lugar. Hipaba súbitamente una y otra vez, las lágrimas mantenían sus ojos nublados—. Ya esta todo bien, el hombre malo se fue—volvió a estremecerse en su lugar al escuchar nuevamente la voz. Se rehusaba a voltear. Estaba aterrorizada, en total shock.

El lugar se quedó en silencio unos segundos, en los cuales se mantenía cabizbaja, las lágrimas parecían no parar, caían sobre sus rodillas o directamente en el suelo. Hasta que algo diferente cayó junto a ellas, era de un color rojizo brillante. Primero intentó enfocar la mirada, pero las lágrimas se lo impedían. Su respiración se calmó un poco más al ver como este objeto hacía un zig zag en el aire con lentitud hasta caer en su totalidad en el suelo, con una gracia y elegancia hermosa. Se movió por primera vez en minutos para limpiarse los ojos, las lágrimas seguían saliendo pero no tantas como anteriormente, pudo por fin ver lo que era aquel borrón rojizo: una pluma. Pestañeó varias veces sin creérselo, pues esta misma se movió a su voluntad, la rodeó y desapareció a sus espaldas, donde estaba aquella voz.

Si quería saber que era lo que pasaba, tenía que voltear. Primero se irguió en su totalidad con lentitud, sus pequeñas manos volvieron hacia sus ojos, limpiándose lo ultimó del rastro de lágrimas. Su corazón se había calmado, y había dejado de temblar. Tragó saliva con dificultad y volteó pausadamente con la cabeza hacia el suelo. Primero vio unos zapatos curiosos, calmosamente prosiguió a aventurarse para saber quien era esa persona. Abrió los ojos de la sorpresa y admiración. No era el hombre de antes, era un chico. Era Keigo. La había seguido, después de todo. Nuevas lágrimas volvieron a llenar sus ojos, esta vez de arrepentimiento.

—Perdóname...—sollozó acercándose a abrazarlo, este la recibió con cariño, apretándola contra su pecho, protegiéndola—. Lo lamento tanto Keigo... no volveré a hacerlo...—prometió con la voz quebrada.

LADRONA » BNHAWhere stories live. Discover now