Capítulo 84. Charco de Lava

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Miro al techo, la penumbra y el silencio cavan de a poco incertidumbres en mi cabeza, y para colmo, la mejor alternativa de solución para Orkias a el problema de esta noche fue poner a Iracema y a mi en el mismo cuarto.

El pecho me aprieta cada vez que recuerdo los hechos recientes, desde ese beso desenfrenado que planté a la chica, hasta a las viudas negras. 

El reloj marca las 1:00 de la madrugada en punto, hace una hora que llegamos, en silencio absoluto, con la prohibición de preguntar cualquier cosa ante nuestros amigos. 

Tuvimos que fingir ante Jazmín y los demás que fuimos descubiertos por los adultos y que por la misma razón nos vamos esta mañana, por suerte, no se filtraron los escándalos de La Colmena, al menos eso, pero de lo que estoy seguro sí pasará es que los rumores sobre nuestra fortaleza recorrerán entre los mata abejas, las gotas y las viudas negras. 

Escucho la puerta del baño abrirse, dirijo mi mirada hacia ella, pongo mi mano tras mi nuca y acomodo la almohada para disfrutar al menos de su belleza. Iracema se recoge el cabello en un moño en lo que va y se acuesta en la cama, a pesar de que la luz es tenue, es evidente que sus ojos están hinchados, y su nariz está roja porque ha estado llorando. 

Aprieto los labios, intentando filtrar mis pensamientos, por lo que me mantengo en silencio para no meter la pata con palabras insuficientes y frías. 

—El 20 de junio, vivirá en mi cabeza por siempre—Dice con la voz entre el enojo, la impotencia y el llanto. 

—Siento que hayamos usado tu cumpleaños—Hablo manteniendo la vista al techo, queriendo decirle una infinidad de cosas.

—Ya sabía yo a qué me enfrentaba, lo único que me molesta, es que no hemos resuelto nada, no tengo ni una pizca de indicios de quién mierda es el traidor. 

Vuelvo a guardar silencio, porque mi teoría no es que agrade a la chica, yo sigo sosteniendo que es Katú, me faltan pruebas. Sin embargo, para mi también ha sido frustrante, yo también quiero saber si el traidor actúa solo, está aliado a los enemigos, o solo les abre camino hasta nosotros. 

De lo único que estoy seguro es que sea lo que sea, se tendrá que pensar mejor los pasos, ya que no lo va a tener tan fácil, el 7mo, y el señor de la noche ya me lo demostraron, somos poderosos  y creo que si seguirnos trabajando así, podremos salvar al enjambre. 

—Lo siento Luriel—La voz de Iracema hace que la mire—, soy una insensible, no consideré que también es un día horrible para ti...

—A Yvytú no le gustaría que ande llorando su muerte... y lo sé de buena fuente, Josefina se encargó de llevar su esencia al Tapekué, me dejó de recado eso, que no flaquee y que siga haciéndome fuerte—Mi voz se quiebra al decir eso—, aunque puedo serlo físicamente, mi alma no está preparada para ver morir a los míos.

Ira aprieta sus labios, la veo dudar un segundo, pero finalmente se poner de pie y viene hasta mi cama, se sienta en el colchón, y eso me genera una sensación ambigua entre la confusión y el placer. 

—Eres muy fuerte Luriel—pasa su mano sobre mi frente, luego acaricia mi cabeza, peinando mis cabellos con sus manos, lo que provoca que mi cuerpo se relaje y la tristeza se disuelva. 

Me acomodo en la cama, para quedarme sentado también, recuesto mi cuerpo contra la cabecera y admiro la belleza de la chica que está allí frente mío, pero con el alma hecha añicos.

— No hagas eso Iracema—Hablo con el tono de voz grave, intentado susurrar y retener el dolor a la vez. 

—Luriel...

—Me confundes, me lastima, que un minuto seas... cálida, atenta, y al segundo me pongas una excusa como Yara, que me cuentes que terminas con Katú, pero me doy la vuelta y ya lo tienes de nuevo a tu lado... yo sé que en ningún momento me dijiste propiamente que tenemos algo tú y yo, y no no me debes nada, pero por momentos siento que juegas conmigo. 

El internado de La colmena [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora