Capítulo 36. Mismo Techo

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¿Si vi la grabación una y otra vez? Obviamente eso fue lo que hice, hasta que finalmente quedé dormido, quizás eran las tres o las cuatro de la mañana.

Lo horrible fue despertar y tener que entrenar. Pero eso ya pasó, ahora estoy acabando de desayunar. Roberta la cocinera me preparó unos omelets deliciosos y su ayudante, Sabrina, preparó un café como Dios manda.

—¡Buenos días mi amor!—Saluda mamá mientras me da un beso en la frente.

Roberta le acerca un plato de huevo revueltos y otro con frita cortada.

—¿Pudiste dormir bien?—Pregunta cuando agarra la taza de café que le acerca Sabrina—Gracias...

—A decir verdad sí... —Confieso —Eso sí, quedé hablando con Iracema hasta las 2:30 de la mañana, pero pude dormir luego.

—Mmmm estás mejorando tu relación con ella, eso me alegra, ya que Maitena y yo somos muy buenas amigas.

—Eso me sorprende... digo, no tenia idea.

—Como de muchas otras cosas hijo... es parte de vivir en el internado...

Afirmo mientras me sirvo un poco de jugo de naranja, en lo que veo entrar a papá.

—¡Campeón!—dice mientras me da un apretón a mis hombros. —Te vi entrenando, me enorgullece verte tan disciplinado.

—Eso o ser comido padre...

—Concuerdo...—Roberta le pasa a papá tres huevos duros, y un plato lleno de frambuesas cortadas, acto seguido Sabrina le pasa la taza de café.

Ambas nos ofrecen una sonrisa y salen del comedor dejándonos a los 3 allí.

—¿Cómo está Hisa?—Pregunto a mis padres con más calma.

—Bien—Contesta mamá —Lastimosamente no podemos sacarla, ya sabes, el primer fin  de semana no deben salir...

—Sí, lo recuerdo... ¿Y ustedes? Han estado bien

Tiro el anzuelo, ambos se miran, como consultadose si este es o no el momento.

Finalmente suspiro, y decido hablar, porque no quiero alargar el tema.

—Sé que se van divorciar...

Ambos quedan en silencio, papá con la cuchara a medio camino, y mamá baja su cuchara a lado de su plato.

—¿Quién te lo dijo?—Preguntó mamá colérica, y  no puedo creer que desconfíe de Orkias.

—Los escuché a ambos—mientras estaba hospitalizado.

Ellos quedan fríos, quietos,  por que seguramente en su cabeza se está reproduciendo ese momento recordando que era lo que estaban hablando ante mi.

—Miren, tendrán sus motivos, los escuché  de hecho, y no me importa, les aseguro que vivir media vida en el internado me hace ver al mundo diferente —Yo sigo desayunando, ellos sólo me miran con intriga—. No me gusta, lo admito, pero es su vida, no la mía... lo único que quiero es que cuando Hisa venga a Casa se lo digan claramente, sin rodeos, a penS tiene 12, y supongo que no lo verá con la misma claridad como yo...

—Lo haremos—Dice mamá con la voz cálida mientras junta sus manos. Papá al fin se mueve, y con la voz muy tenue acompaña la oración de mamá con un leve Sí.

—Gracias.

Continuo con lo mio, el silencio se hizo por un largo rato, hasta que decido nuevamente romperlo.

—Madre ¿Puede venir Iracema hoy por la tarde para entrenar?

—Claro... ¿Quieres que hable con Maitena verdad?

El internado de La colmena [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora