Capítulo 21. Golpes

1.8K 312 173
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.










¡Puta Madre! Fueron los 4 minutos más intensos de toda mi vida, Mainumby cambiaba de forma cada 3,5 segundos según el patrón que pude reconocer, cada que me enfrentaba a ella, intentaba dar los golpes como Zunú nos enseñó, algunos atinaba, otros no... ella, no tuvo piedad, ahora tengo el labio partido, y sangrando.

"ESO NO ES NADA" Gritaba Zunú cada que ella me tiraba al suelo, pero debo reconocer que cada vez me era más sencillo comprender los pasos.

De Yrupé era de esperarse, solo la echo un par de veces, esquivó los golpes, pero para nuestro entrenador no era suficiente "Debes atacar, no sólo defenderte" decía y su voz sonaba como eco en medio de la noche.

Ahora, estamos en el mismo lugar en donde nos dividimos en grupos. En medio dibujaron un círculo con tinta negra y nos ordenaron a todos que entremos allí. Nadie protestó, es obvio... ya sabíamos que a esto veníamos.

Mi labio sigue sangrando, de tanto en tanto, paso mi lengua sobre la herida, para asegurarme de que se vaya cerrando el golpe, pero no, el sabor metálico y salado me indica que sigue fluyendo el líquido rojo.

Miré a mis compañeros, y también veo heridas en los cuerpos de Gustavo y Juanjo, pero no así en el resto, creo que somos los únicos inútiles.

Iracema está intacta, aunque la veo nerviosa, temblando.

—¡La actividad es simple! Caen al suelo pierden...—habla Cenit fuerte —. El último que quede en pie gana, no tiene ningún premio, solo la satisfacción de haber sido el mejor, si son dos del mismo equipo esos se llevaran de regalo un día de descanso.

>>No hay reglas, esto es un ¡vale todo! Así que, ¡adelante! Tienen 30 minutos.

Terminada la oración, ya tenia a Katú intentando pegarme ¡Mierda! No dudé, y tal como dijo Zunú fui directo a las piernas, especialmente a las rodillas, una patada, lo desequilibré, solo bastó un golpe seco en la espalda y ya estaba contra el piso.

—Katú, fuera— Habla Itae y este se retira. En sus ojos se reflejaba la rabia, yo lo único que podía hacer era sonreír y agradecer que tengo una buena memoria.

Un golpe en el hombro me trae a la realidad, giro, y noto que Vega estaba por darme un golpe que me iba a tumbar, pero Yrupé fue una excelente compañera y ni bien tuvo la oportunidad, Vega cayó al suelo.

—¡Vega, Juanjo, Gustavo! Fuera— ¡Grita de nuevo Itae!

Sólo quedamos Aline, Yrupé, yo e Iracema.

Esta última vino hasta mi, y me golpeó el labio.

—¡Mierda!—, exclamo en lo que la detengo, ella da una patada hacia arriba, y creo que subestimé a la chica.

Detengo el golpe, mientras veo que Yrupé está apunto de caer, pero corro hasta ella, para evitar que caiga, y pueda recuperar equilibrio.

Iracema corrió también tras mío, e intenta darme otro golpe, pero la estoy esquivando con facilidad.

El internado de La colmena [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora