Capítulo 41. Inauguración

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—¡Por Dios Luriel! Deja de hacer ese ruido—reclama Gustavo mientras salia del baño y se ponía  la corbata apenas.

Florencia estaba sentada en su mesa de Luz aplicándose maquillaje mientras Juanjo seguía en el baño.

—Lo que quiero entender es que haces en nuestra habitación—Reclama Florencia.

—Vine a pasar tiempo con mis amigos, no está prohibido eso...—digo moviendo nerviosamente mis pies—Aunque al parecer soy el único idiota que le importa no hacer cosas prohibidas.

Gustavo pone los ojos en blanco, desde el sábado que ando con el mismo discurso.

La cita con Yara fue un desastre, la verdad es que no creí que mi mal humor afectaria tanto ni fin de semana, pero lo hizo.

La pobre chica intento ser amable, y educada, pero era evidente que mi comportamiento era insufrible, es más, creo que me esforcé en arruinarlo. Yara tampoco se merecía eso.

—¡Basta Luriel!—Grita Juanjo desde el baño—. Eres un llorón insoportable. ¿Por qué no vas junto a Elsa entonces y cuentas que eres el único que se porta bien?—La puerta del baño se abre y él se coloca bien la corbata mientras sale—. Tampoco irás, porque eres tan infractor de las reglas como nosotros.

—¡Puedes irte a la puta!—Le digo mientras le muestro el dedo grosero.

—¡Estás tan jodido hermano!— Gustavo se coloca su perfume, y sacude su uniforme—. Tu problema Luriel, es que eres un colgado, cuando te enfadas con el mundo, buscas excusas, las vas sumando a tu enojo, hasta que explotas, eso no es sano.

Florencia se giró con rapidez y miró con la boca abierta a Gustavo, sorprendida y maravillada a la vez.

—Oye, eso es lo que yo decía de Luriel, están cierto.

—¿Espera, eso pensabas de mi y nunca me lo dijiste?

Florencia se encoje de hombros, frunce el ceño y afirma con la cabeza.

—Eso y que simplemente andas con las niñas hasta que la etapa de enamoramiento pase... conste que se lo advertí a Yara.

Ella vuelve a lo suyo y yo me tiro en la cama, como señal de frustración, no puedo creer que ese sea el concepto que he conseguido que las personas tengan de mi.

—¡Espera! ¿Se lo dijiste a Yara?—Pregunta Gustavo preocupado.

—Es mi amiga, obvio...

—¿Qué entre las mujeres no había un código de no andar con el ex de la amiga?—Pregunta Juanjo riendo.

—Eso es demasiado anticuado, mi amiga puede anda con quién se le de la gana, siempre y cuando sea feliz, y la verdad, Luriel... sólo es un poeta enamoradizo, no terminamos mal, lo odié un poco, pero entendí que no era para mi, punto.

—Ojalá sus otras exs pensaran como tú.—añade Gustavo

—Bien. Muchachos, se nos va la hora del desayuno, voy a adelantarme. Nos vemos.

Florencia sale, cerrando la puerta suavemente, así que me acomodo en la cama de Gustavo nuevamente. Juanjo se cruza los brazos y me observa atentamente.

—¿Qué?

—No me vengas con el ¿Qué? Ahora es más claro que tu problema es Iracema—Juanjo se coloca el perfume ahora en lo que pongo los ojos en blanco.

—¡Ohhh Perros! Yo siempre perdido, ¿te gusta o no Yara?—Pregunta Gustavo alzando una ceja u juzgadome.

—Me gusta—Digo sin titubear.

El internado de La colmena [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora