Nueva Realidad

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Ya estaba oscuro cuando recobró la conciencia.

Se encontró a si mismo acostado en un futón, con ropa tradicional japonesa en medio de una habitación que desprendía el mismo estilo oriental antiguo, las puertas y el piso de tatami, los adornos y jarrones, la simplicidad del cuarto era en esencia el estilo cultural japonés que muchos clanes y familias tradicionales empleaban en sus residencias.

Era tarde pero igualmente se retiró la suave colcha, incorporándose y caminando hasta la puerta la cual intentó deslizar pero se encontraba cerrada, no podía salir, le habían dejado encerrado.

- Oigan, ¿me planean tener encerrado toda la noche? - preguntó dando golpes suaves a la puerta, esperando que alguien le oyera y que tenga la decencia de responderle.

- Son órdenes del jefe - contestó una voz masculina que se encontraba del otro lado haciendo que Megumi se de cuenta de cuan vigilado le tenían.

- Quiero hablar con el líder del clan.

- Naobito-sama se reunirá con usted mañana, por lo pronto descanse en la habitación y si necesita algo hágame saber.

Megumi resopló soltando un "bien" antes de tirarse en el futón, apretó la tela bajo sus manos mirando a la nada, sin saber que hacer, en que pensar sobre lo que estaba sucediendo. Suponía que ahora sería un miembro oficial de los Zen'in a pesar de haberles huido tanto.
Seguro y Satoru se molestaba por haberse dejado atrapar. Seguro Itadori estaría desesperado buscándolo.

Y sukuna... él...

Cortó los pensamientos de inmediato rodando en el futón y acomodándose viendo hacia la puerta. No sacaba nada con pensar en Sukuna, no lograba nada con ello así que lo mejor era mandar todo lo relacionado con él a un rincón en su cerebro y desconectarlo por un rato.

Sus ojos se apretaron intentando dormir, que el sueño lo alcance para finalmente quedar vacío, sin el recuerdo de la maldición proyectándose en su cerebro contra su voluntad. Sin recordarlo y extrañarlo a él de entre todas las personas a su alrededor.

Solo se obligó a dormir, aún con Sukuna invadiendo hasta sus sueños.

Los pájaros cantaban fuera de la habitación, podía escuchar los pequeños silbidos y melodías creadas por las avecillas que volaban con gracia entre las hojas y los tiernos rayos de sol nacientes

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Los pájaros cantaban fuera de la habitación, podía escuchar los pequeños silbidos y melodías creadas por las avecillas que volaban con gracia entre las hojas y los tiernos rayos de sol nacientes.

Todo era tranquilidad hasta que la puerta se abrió y el adormilado muchacho sobre las mantas finalmente se incorporó con el cabello más desordenado que antes, con su rostro mostrando una expresión de cansancio y deseos de seguir durmiendo.

- Naobito-sama le esta esperando - el hombre en la puerta le miró unos segundos antes de dirigirse a él y ayudarlo a levantarse - vaya a alistarse, salimos en quince minutos.

Megumi solo pudo resoplar antes de ir a prepararse y alistarse con la ropa que le llevaron y en quince minutos exactos aquel hechicero lo llevó por toda aquella residencia, caminando por los pasillos mientras observaba el bonito paisaje del patio de aquella casa, los árboles, la fuente, las plantas bien cuidadas y las esculturas de piedras. Todo era bastante bonito pero no podía apreciar todo con tranquilidad por el tipo que no lo dejaba desviarse ni un minuto.

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