Reestablecer el orden

6.6K 794 341
                                    


- Oh vaya, esto es demasiado raro - comentó la única chica de primer año colocando sus manos en los apoyabrazos del asiento de aquel bagón de tren que los llevaba a su destino inclinando su cuerpo hacia delante mirando con incredulidad la sonrisa tonta que tenía el pelinegro
- Yo creí que moriría antes de ver una sonrisa en esa cara de amargado que te cargas, Fushiguro.

El mencionado que tenía su atención fija en los paisajes que se asomaban por la ventana se sentía un poco incómodo por la mirada persistente de Kugisaki así que trato de eliminar su sonrisa pero no podía, estaba muy feliz, después de tanto tiempo estaban tranquilos, los tres, viajando en un tren como personas normales, observando los arrozales y animales por las ventanas con tanta paz como en aquel entonces, antes de que lo de Shibuya desestabilizara todo y los sumergiera en un montón de problemas.

Ahora estaban los tres de primero, reunidos al fin.

Por mucho que Kugisaki le estaba molestando la sonrisa no desaparecía, estaba demasiado feliz de verla bien, igual que siempre, demasiado ruidosa y molestosa con él, siendo como ella es tal y como la recordaba. Entonces giró su rostro, enfocando a Itadori, quien estaba inusualmente callado.

- ¿te ocurre algo? - preguntó, tocando con las puntas de sus dedos las manos de Itadori que reposaban sobre uno de sus muslos envueltos en aquellos pantalones oscuros. No lo había notado hasta el momento, ninguno de los dos llevaba el uniforme de la escuela.

- ¿que sucedió en los meses que estuve en esa casa? - ambos se pusieron rígidos ante su pregunta, esquivandole la mirada con mucha obviedad - ¿algo malo ocurrió?

- Sucedieron muchas cosas Fushiguro, demasiadas que no sabemos por donde empezar - Itadori habló, rascandose la mejilla con nerviosismo, mirando hacia sus pies, evitando a los ojos azules que pasaban de él a Kugisaki y de Kugisaki a él nuevamente.

- Solo hablen ya, quiero saber que paso.

- Estamos huyendo de los hechiceros - terminó por decir la castaña, ella cruzó los brazos sobre su pecho mientras chasqueaba su lengua molesta - No fue para nada bonito despertar y saber que teníamos que huir como ratas porque nos estaban condenando por cosas que nunca hicimos.

- creo que solo pasaron unos tres meses desde que desapareciste cuando atacaron la escuela, acusaron al Director de complicidad por lo ocurrido en Shibuya y por ocultarme.

- Acusaron a Maki, a Inumaki - senpai, a Panda- senpai, a la Dr. Ieri porque Itadori estaba oculto en la escuela, incluso al mismo Satoru y prohibieron su búsqueda y al que intentara liberarlo sería considerado traidor. Esos putos viejos movieron todo sus hilos para deshacerse de todos los de Tokyo - la chica frunció el ceño, dando un pisotón, estaba tremendamente molesta - escapamos vivos a duras penas, vinieron un montón de hechiceros a matarnos, tuvimos que salir huyendo.

- ¡No puede ser! - exclamó el pelinegro levantándose del asiento pero cuando se percató de las miradas de los otros pasajeros fijas en él por su reacción se sentó otra vez, bajando la voz para nuevamente hablar. - Naobito me prometió que los tendría a salvo ¡teníamos un maldito trato!

- Todo esto ocurrió después de la noticia de que ese viejo que despreció a Maki se murió - la chica frente a él se acercó, bajando su voz haciendo que los tres se acerquen más, inclinándose hacia delante para oírla mejor - Todo empezó cuando su estúpido hijo se volvió loco y mató a su papá para ser el gran líder de ese puto clan. Ese maldito idiota vino al colegio gritando tu nombre así: ~Megumi ¿dónde estás?~

El pelinegro apoyo su cuerpo en el espaldar del asiento, refunfuñando en silencio, molesto por lo que había ocurrido, aunque el único consuelo era que el anciano había cumplido su palabra mientras estuvo vivo. Pero realmente no espero que Naoya llegara a tales extremos solo para obtener el poder, no esperaba que las cosas estuvieran tan mal afuera, todos huyendo, sin poder salir a cualquier lugar por el miedo constante de que los maten, tenían encima a los peces gordos y al bastardo de Naoya que estaba muy decidido por dejarle muerto en algún lugar para finalmente ser el líder de los Zen'in.

¿Qué te interesa de mí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora