Capítulo 4.

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Eren miraba con furia hacia el titán, cuya cabeza todavía asomaba por encima de las murallas mirases a la distancia que mirases. Los soldados estaban comenzando a evacuar la ciudad de una manera ordenada hacia dentro de la muralla Rose, pero el pánico se había prendido como la pólvora y las personas solo podía correr.

—¡Tenemos justo al titán delante, esta vez no se me escapa! —Gritó Eren mientras ascendía corriendo hasta pegar un salto y posicionarse encima de la muralla otra vez.

—¡Eren, no! —Le gritó Mikasa. Intentó correr detrás de su amigo, pero la paré con un grito.

—¡Va a estar bien, confía en mí! Tenemos que ayudar a evacuar a los civiles —Vociferé para que todos me escucharan. Sasha y Connie ya habían bajado y asintieron, corriendo a ayudar a los demás soldados.

Yo sabía que a Eren no le iba a pasar nada porque el gigante iba a desaparecer en unos minutos, sin causarle ningún daño. Todo si salía según lo que yo había visto.

Como sabía que Mikasa no se iba a mover sola, la agarré del brazo y tiré de ella hasta que estuvimos las dos en el suelo.

Un minuto después, tal y como predije, una gran nube de vapor se vio encima de la muralla y el titán desapareció. Eren tampoco asomaba, pero seguramente estaría en el otro lado intentando averiguar qué había pasado: si tan solo supieran lo que nos esperaba hoy a todos...

La culpa todavía me seguía quemando, pero en realidad si Eren no hubiese descubierto sus poderes de titán hoy el destino de la humanidad habría continuado estando en peligro. Necesitábamos que todo siguiese el curso de la historia, pero cuando sea la hora de minimizar bajas haré lo máximo posible.

Mikasa y yo nos pusimos a guiar a las personas en la calle hacia dentro de la muralla y comprobar que nadie se había quedado en las casas o atrapado en algún escombro cuando vi a una niña pequeña llorando desconsoladamente en los brazos de su padre. Las miradas de las personas eran de terror puro y esa niña no era la única llorando. Al fijarme me di cuenta de que había como unos diez más alrededor mío. Si no hacíamos algo por salvarlos estos niños iban a ser víctimas de los titanes, fue lo primero que pensé. No podía permitir eso.

—¡Vosotras, debéis volver al Cuartel General para recibir órdenes! Todavía tenemos tiempo de evacuar la ciudad antes de que lleguen los titanes —Llamó nuestra atención un superior— Yo me encargo de esta zona, marchad.

Miré a Mikasa, que elevó la vista hacia las murallas para ver como Eren se ponía en marcha hacia el Cuartel General junto a Thomas y Connie. Me devolvió la mirada y asintió, sabiendo que era la hora de marcharse.

El Cuartel General era una fortaleza parecida a un castillo militar de ladrillo blanco y azul policromado que se encontraba en la parte alta de la ciudad. Concretamente casi al otro extremo de donde estábamos. Iba a ser el punto crucial de esta batalla y tenía que protegerlo como fuera. Si el cuartel no caía en manos de los titanes, muchos compañeros no morirían por falta de gas y se suicidarían ante los titanes. Quizás podría convencer a alguno de mis compañeros de que se quedase conmigo a defender el cuartel, pero no estaba segura todavía.

No había corrido más nunca con el EDM3D, pero al final conseguimos llegar al Cuartel en menos de cinco minutos. Allí estaban esperando los capitanes y jefes del ejército, dando órdenes y organizando a todo el mundo. Principalmente ahora había que abastecerse con cuchillas y gas, fue lo que nos dijeron. Mientras, ellos iban a establecer las distribuciones para los soldados y cadetes, que éramos nosotros, recién graduados.

—Olivia, ¿estás bien? —Escuché la voz de Jean aproximarse. Sus brazos me envolvieron antes de que pudiese contestarle siquiera —Están diciendo que los titanes están comenzando a entrar y casi pensaba que estabas evacuando a los civiles todavía, que te vi yendo hacia ellos.

¿Cómo acabé en Shingeki no Kyojin? | Levi Ackerman |Where stories live. Discover now