Capítulo 129: Una traición tapada por la historia

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En algún lugar del País de las Aguas Termales, concretamente, en una antigua base de Gatō, Naruto leía los pergaminos con la historia de su clan atentamente.

Flashback

Hace unos cuántos años, quizás unos 30, Hiruzen Sarutobi, quién era el Hokage en aquel momento, se encontraba en Uzushiogakure escoltado por sus 3 estudiantes, Jiraiya, Tsunade y Orochimaru. Hiruzen estaba ahí porque había sido llamado por Arashi, quién con sus exactamente 100 años, aún permanecía con vida y siendo el líder del Clan Uzumaki. Hiruzen se adentró en el castillo del Meishu, mientras los 3 Sannin se quedaron fuera, esperando a su sensei. Hiruzen caminó guiado por un Uzumaki. Hiruzen llegó a un gran comedor con una mesa, en la que se encontraba Arashi sentado.

-Me alegro de que haya aceptado la habitación, Hokage Sama- dijo Arashi. La piel de Arashi en estas alturas estaba muy desgastada y llena de arrugas, tenía una barba blanca bastante notoria, su complexión era más delgada que nunca y su espalda estaba completamente corvada. Desde la fundación de Konoha, Uzushio y Konoha mantuvieron una muy buena relación. Cuándo Hashirama era Hokage, la relación era muy fuerte, incluso el Hokage le ofreció a Uzushio un Bijū cuándo los dividió, pero los Uzumaki lo rechazaron. Hashirama murió en extrañas circunstancias un poco después del inicio de la guerra ninja, cosa que llevó a que su hermano menor, Tobirama, tomara el puesto de Hokage. La relación se mantuvo durante aquella guerra, sí bien Uzushio no tuvo un conflicto directo con ninguna aldea, ellos abastecieron de armamento a Konoha para esa guerra e incluso en situaciones aisladas, envió apoyo militar. El territorio de Uzushio no era demasiado grande y Arashi nunca tuvo ningún conflicto particular con ningún Kage, lo que llevó a que no fueran atacados por ninguna aldea. Cuándo Tobirama murió al final de la guerra, Hiruzen fue quién tomó el puesto de Hokage. Las relaciones entre Uzushio y Konoha se debilitaron desde entonces, la retroalimentación entre ambas aldeas disminuyó muchísimo, y ahora, en plena Segunda Gran Guerra Ninja, Uzushio en ningún momento envió apoyo militar a Konoha y envió muy poco armamento para Konoha, aunque el suficiente para que esta aldea pudiera superar en gran parte a las otras aldeas.

-¿Por qué me ha llamado ahora, Meishu Sama?- preguntó Hiruzen.

-Lamento molestarte, Sarutobi, sé que estás en plena guerra y que debes estar ocupado, pero hay algo que quiero hablar contigo- dijo Arashi.

-¿Algo qué hablar conmigo?- preguntó Hiruzen.

-Sé sincero conmigo, Sarutobi, ¿Crees qué has hecho las cosas bien durante esta guerra?- dijo Arashi, desconcertando un poco a Hiruzen.

-¿A qué se refiere?- preguntó el Hokage.

-¿Dime, cuál es tu objetivo con respecto a la guerra?- cuestionó Arashi.

-Pararla, mi objetivo es que la paz regrese- respondió Hiruzen.

-¿Sí? No lo parece- dijo Arashi.

-¿Qué?- preguntó un aún más confundido Hiruzen.

-Predicas un mensaje pacifista y dices que quieres parar la guerra, pero todo lo que haces es alimentarla, en lugar de intentar negociar con Iwa y Suna en la lucha del País de la Lluvia o con Kumo en la lucha del País de las Aguas Termales y el País del Frío, todo lo que haces es enviar más tropas a esos lugares y causar más muertes de ninjas de Konoha, de otras aldeas e inocentes que intentan escapar del conflicto, en ningún momento has intentando negociar con nadie- dijo Arashi, mientras Hiruzen analizaba las palabras de Arashi.

-Entiendo su descontento, pero esto es una guerra, si retiro mis tropas, ellos lo tomarán cómo un signo de cobardía y podrían intentar un ataque directo a Konoha, y eso puede ser fatal- dijo Hiruzen.

Naruto: las dos perspectivasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora