Capítulo 180: La guarida del sur

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Sasuke y Suigetsu caminaban por un gigantesco mar, yendo hacia lo que seguramente era una isla. Ambos habían salido del País de las Olas, habían atravesado el País del Fuego otra vez y habían llegado al País del Río, y ahora, atravesaban uno de los tantos ríos que atravesaba dicho país. El cielo estaba bastante despejado y la caminata era bastante silenciosa, Sasuke no era del tipo de persona con la que se pudiera tener mucha conversación.

-¿Puedo preguntarte algo?- cuestionó Suigetsu, rompiendo el hielo.

-¿Qué cosa?- preguntó Sasuke.

-¿Por qué estás reuniendo un equipo?- cuestionó Suigetsu.

-Tengo un objetivo, y con un equipo, será más fácil alcanzarlo. Desde antes de eliminar a Orochimaru tenía más que pensado todo mi plan, y realicé una selección de ninjas altamente cualificados- dijo Sasuke.

-¿Entonces, por qué elegiste a Karin? Ella es la encargada del escondite ubicado en la guarida sur, y a diferencia de mi, es muy leal a Orochimaru- dijo Suigetsu, sin recibir respuesta.

-Después de que Orochimaru me encerrara, ella experimentó con mi cuerpo en más de una vez, sin mencionar que su personalidad y la mía chocan de manera frontal- dijo Suigetsu.

-Existen muchos ninjas fuertes a los que pude haber escogido, pero ella tiene un poder especial que ninguno de ellos posee- dijo Sasuke.

-Supongo que en eso tienes razón...- dijo Suigetsu.

No muy lejos de la zona en la que estaban Sasuke y Suigetsu, había una enorme roca que era básicamente una pequeña y muy extraña isla. En aquella isla, había una extraña guarida que perteneció a Orochimaru, y en algún lugar de la guarida, había una chica. La chica era de tez blanca, complexión delgada y unas largas piernas, con una altura de más o menos 165 CM. Sus ojos eran de color carmesí y su cabello era de color rojo. Aquella chica vestía una chaqueta de color lavanda, y un pantalón corto de color negro, con medias negras que cubrían hasta sus muslos. Usaba gafas marrones y tenía zapatos ninja con algo de tacón.

-(Una presencia burda y asquerosa, y otra fría y seca)- pensó la chica. Sasuke y Suigetsu continuaron caminando hasta llegar a dicha isla, adentrándose en aquella roca. La isla estaba casi por completo constituida de roca, rocas que entre sí se diferenciaban únicamente porque algunas tenían musgo y otras no, exceptuando algún arbusto aislado que había en algunas zonas. La isla no tenía nada interesante, solo era un conjunto de rocas que en algún momento fueron agrupadas por el mar y formaron aquella enorme roca que podía asemejarse a una isla, aunque, había algo interesante, el escondite de Orochimaru en aquel lugar. Sasuke y Suigetsu caminaron hasta llegar delante de una puerta, la puerta que daba con dicho escondite.

-Esta guarida no tiene ninguna seguridad, deberían al menos construir una pequeña cerca- dijo Suigetsu.

-No lo necesita, ella tiene este lugar totalmente bajo control- dijo Sasuke.

-Todo está demasiado aburrido, ¿Si quiera sabrán que Orochimaru ha muerto? Después de todo, por ahora son solo rumores que tal vez ni siquiera pueden confirmar- dijo Suigetsu. Sasuke permaneció en silencio y miró a Suigetsu, el peliblanco se puso incómodo hasta que notó lo que miraba Sasuke, la Kubikiribōchō, y rápidamente dedujo lo que el Uchiha pretendía.

-Tu también tienes una, usa la tuya- dijo Sasuke.

-La tuya es mucho más potente- dijo Sasuke, sacándole un suspiro a Suigetsu. El peliblanco tomó la Kubikiribōchō y de un par de cortes, rebanó la puerta. Dentro de aquella guarida, había centenas de conejillos de indias de Orochimaru encerrados en varias celdas. Todos los hombres vestían con ropas blancas, y todos compartían un sentimiento; el querer salir de ahí. Los rumores de la muerte de Orochimaru se exparsieron por el lugar, pero, todos y cada uno de los que dijeron eso y exparsieron el mito fueron asesinados, y cómo resultado, aquello terminó en un mito que varios de los prisioneros creían fervientemente, principalmente porque si fuera verdad, significaría que ellos tenían esperanzas de escapar, esperanzas de poder tener un futuro lejos de aquella isla que para ellos representaba el infierno, y otros permanecían escépticos; su pesimismo era tal que veían que terminarían toda su vida allí encerrados, sin poder escapar. En un momento, las personas que así yacían encerradas en diferentes celdas vieron pasar tanto a Suigetsu cómo a Sasuke en el lugar, fijándose todos en este último y en el símbolo del Clan Uchiha en su espalda, gracias al cuál todos lo identificaron cómo Sasuke Uchiha.

Naruto: las dos perspectivasWhere stories live. Discover now