Cap. 31: Apuestas con demonios

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-'𝐨𝐦𝐧𝐢𝐬𝐜𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞'-

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-'𝐨𝐦𝐧𝐢𝐬𝐜𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞'-

Finalmente era viernes al medio día, final de semana, y la alegre albina se encontraba caminando por los pasillos de su clase.

Este es el baile de la ranita, ¡brinca, brinca, y levanta la manita~!

Si, quizá estaba muy alegre a pesar de haber salido de su tediosa y odiosa cita médica semanal, pero después de algún tiempo le habían permitido darle un gusto a su paladar, así que era feliz en esos momentos.

Además, el día anterior había hablado con su familia y bueno, las risas no faltaron.

Cuando llegó a su destino abrió la puerta corrediza y soltó con una sonrisa; —¡Buenas~!

—¡Hikari! —gritó Nakamura con una sonrisa acercándose a la susodicha— Oye, ¿ya te he dicho lo inmensamente adorable que eres y--?

—Lo has hecho, pero ahórratelo—expresó divertida—. Te traje lo que me pediste del konbini, ¿por qué nadie me dijo lo parecidos que son con los Oxxo?

La rubia se alzó de hombros y recibió el producto con una sonrisa agradecida—Jamás he visto un... ¿Ocso?, pero supondré que es una tienda. Gracias Hikari~.

La albina le sonrió de regreso y se dirigió a su lugar, viendo a un pequeño grupo reunido en la mesa de Sugino.

—Parece que hablan de algo interesante... ¿me perdí de algo en mi ausencia? —preguntó a la vez que saludaba a su amigo pelirrojo con la mano y dejaba su bolso escolar sobre su mesa.

—Hola Hikari—saludó la peliverde con una sonrisa—, hablamos de los exámenes. Koro-sensei nos dio un gran incentivo.

—Un tentáculo por cada calificación máxima en las materias; si logramos destruir suficientes, nos será fácil matar al profesor. —agregó Nagisa con la vista en su libreta, ojeando las debilidades que tenía anotadas sobre el amarillo.

La albina rascó su mejilla de manera pensativa—¿Tanto se lamenta por los exámenes anteriores como para poner su vida en riesgo a tal grado? Empiezo a creer que el pulpo es un suicida.

—No eres la única. —agregó Sugino.

Se recargó en su mesa y sonrió—Supongo que no...

Con que los exámenes, eh... que rápido pasa el tiempo, y yo todavía no me he declarado. –pensó, comenzando a vagar en su mente.

Espera un momento... ¿los exámenes?

—Tres... dos... —comenzó a contar el pelirrojo con una sonrisa, viendo como la expresión tranquila y alegre de la albina cambiaba a una de completa sorpresa y miedo—... uno y...

Se incorporó rápidamente—¡En la madre! ¡¿cómo que los exámenes?!

—Cero. —concluyó divertido.

𝐎𝐭𝐫𝐚 𝐯𝐞𝐳 | Akabane KarmaWhere stories live. Discover now