Cap. 28: "Quiero..."

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-'𝐨𝐦𝐧𝐢𝐬𝐜𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞'-

—Entonces, ¿mejor?

Le dedicó una pequeña sonrisa—Mejor.

Habían pasado ya algunos minutos desde su "conversación", tiempo en el que se sumergieron en un silencio para que la menor se calmara un poco, pues hablar del día de la muerte de su madre no le era agradable por obvias razones.

Ahora, Hikari se encontraba con la cabeza recostada en las piernas del pelirrojo, quien le acariciaba el cabello con lentitud.

El llamado de la Akabane mayor desde el piso inferior llamó su atención, por lo que, después de intercambiar miradas, bajaron a su encuentro.

—¿Se irán otra vez? ¿A dónde? ¿Cuándo? ¿Por cuánto? ¿Volverán a contratar a la niñera? No sería muy inteligente, nunca aguantan nuestras bromas. ¿Y qué--

—Kaori, deja que hablen.

La niña se sonrojó ligeramente—Está bien, lo siento...

Ah, momento familiar. Debería alejarme... -pensó la albina algo incómoda, sintiéndose como una invasora.

Disimuladamente dio algunos pasos hacia atrás, alejándose de la familia, y comenzó a jugar con sus dedos.

Del lado de los Akabane, la conversación seguía.

—Tenemos previstas al menos cuatro semanas, pero ya saben cómo funciona esto.

—Lo más probable es que se queden más—siguió el mayor de los hijos—. Lo entendemos, no se preocupen.

—¿Cuándo se irán? —preguntó la menor algo decaída. Ella odiaba tener que estar lejos de sus padres por mucho tiempo.

La mayor sonrió ligeramente, queriendo aminorar el nostálgico sentimiento que comenzaba a brotar en su pecho—El lunes cuando despierten nos habremos ido ya.

Asintió, cabizbaja—Entiendo...

—¡Pero no te pongas así, Kao! Hablaremos todos los días por videollamadas, como lo hemos hecho siempre.

Ya con los ánimos levantados, asintió efusivamente.

Fue el turno del pelirrojo para hablar—Y como dijo Kaori, esta vez no contrataremos niñera. Considerando como son fue una pérdida de tiempo y dinero, ustedes pueden cuidarse entre sí. Además, Karma está a punto de cumplir sus quince y Kaori sus siete, son lo suficientemente mayorcitos como para tener una niñera.

—Se tardaron en darse cuenta. —soltaron ambos al mismo tiempo.

—Pero—siguió—, no lo suficientemente maduros como para despertar por si solos o comer como deberían, tampoco saben administrar dinero.

𝐎𝐭𝐫𝐚 𝐯𝐞𝐳 | Akabane KarmaWhere stories live. Discover now