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☆
-'𝐨𝐦𝐧𝐢𝐬𝐜𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞'-
—Diviértase.
La albina asintió—Yo le mando un mensaje para que venga.
—Está bien.
La chica le sonrió una última vez, antes de bajarse del auto.
Habían pasado aproximadamente quince minutos desde su profunda conversación en donde su ánimo había decaído nuevamente, pero ella quería creer que era fuerte.
Debía ser fuerte, y no dejarse llevar por las emociones negativas que la abrumaban nuevamente.
Caminó por el sendero de cemento que guiaba hasta la puerta correspondiente a la casa de su mejor amigo, una vez frente a ella tocó la puerta.
No pasaron ni cinco segundos cuando fue abierta—¡Hikari-nee! ¡Hace mucho no venías!
Rió ligeramente—Tu hermano no me invitaba así que no podía venir. Reclámale a él Kaori-chan.
—Deja de echarme la culpa para todo, Hikari.
Involuntariamente, su sonrisa se amplió.
—Se dice "hola Hikari querida, bella, hermosa, preciosa, adorada, amor de mi vida. Me alegra que estés aquí" antes de los reclamos, Karma.
Viró los ojos—No diré eso, tonta.
Eso dices ahora, hermanito. -pensó Kaori, viendo la escena con una sonrisa.
—¿Ni siquiera el hola?
Suspiró, para después sonreír ligeramente.
—Hola tonta, boba, distraída, glotona y enojona Hikari.
Él amaba molestarla.
Hizo un puchero—¿Eso piensas de mí?
—Eso y mucho más.
—¡¿AH?! ¡Eres un grosero, rojito!
—Gracias~
—¡No era un cumplido!
La menor de los Akabane que-involuntariamente-había pasado a ser un tercero en la conversación, no pudo evitar reír al ver el comportamiento de sus mayores.
Podía decir con seguridad que era la primera vez que veía a su hermano mayor así, siendo tan bueno con alguien.
Y como hermana menor, se alegraba por eso.
—Chicos, ¿por qué tardan tanto? —preguntó la voz de la madre de ambos desde el pasillo—¡Hikari-chan! ¿Por qué no has entrado? ¡Vamos!
La albina rió—Es un gusto verla otra vez, Kioko-san.
